Se trata del restaurante del Hotel Triskel, que tuvo el honor de acoger a los ilustres participantes de la Edición especial del Trofeo SúperPocha, especial por ser en el año en el que todos los miembros de The Pocha's Club, 7, “los 7”, cumplen 50 tacos. Fue ganada en buena lid por el ahora pentacampeón, Perico, quien recogió el trofeo, que se queda en propiedad, de manos del anterior campeón y por tanto organizador, Gonzax.
Triskel se encuentra ubicado en una tamizada lomita a las afueras de la bellísima localidad zaragozana de Sos del Rey Católico, frente al casco histórico amurallado, y ofrece unas vistas singulares sobre el mismo con todo ese diáfano valle tras él.
Allá nos prepararon un reservado panorámico delicioso que sirvió para jugar la partida y para cenar a mitad de la misma.
La cocina es tradicional con claras influencias aragonesas y navarras. No en vano Sos del Rey Católico está emplazado en la misma puntica norte de la provincia de Zaragoza, en las Altas Cinco Villas, limitando ya con Navarra.
Tras alguna negociación complicada por la dificultad de entendimiento pese a la excelente disposición de la propiedad, el organizador se salió con la suya: unos entrantes al centro y un segundo individual a elegir. Yo compartí segundo con él, de modo que nos hicimos un degus la mar de interesante:
• Chupito de gazpacho
• Ensalada de cogollos
• Ensalada de tomate
• Pisto
• Chistorra frita
• Pochas de Sangüesa
• Bacalao con tomate
• Rabo de toro guisado
• Platerina
Cenamos fenomenal, todo muy muy casero y de materia prima de calidad, quizás faltó algo de garra en alguno de los platos, aquí cocinan suave, con protagonismo del producto. Un tremendo tomate (no estaba previsto que saliera, pero al probar un trocito que acompañaba otro plato lo pedimos), muy buenos cogollos, gran naturalidad en el pisto, la chistorra de aprobado alto, como las pochas, notable bacalao y gustoso rabo de toro. Sorprendente esa fruta, la platerina, que ni es paraguayo, ni es nectarina, pero se parece a ambos. Qué sabor y frescura.
Para beber, vino tinto directamente, pues llevábamos ya puestos unos cuantos rosados y cañas. Una magnum de BoGarT 2012 (un privilegio al alcance de muy pocos, pues de este bobal uteliano con pizquica de garnacha 100% making on line se embotellaron exclusivamente 12 unidades en este formato) y Palacio de Sada Crianza 2011, una garnacha de viñas viejas de la zona muy correcta.
El servicio, entrañable, cariñoso, entregado, brindado por José Miguel y Mari Carmen, el matrimonio que regenta el complejo.
Al terminar el postre, apareció José Miguel con una bandeja con… ¿otro postre? ¡No! Eran polos embolsados. ¡No, polos de hielo, no! Nikis, personalizados para la ocasión, regalo del generoso organizador. Fantástico detalle y fantástica organización. Plas, plas, plas.