Restaurante Taquería La Llorona en Valencia
Restaurante Taquería La Llorona
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
No
Precio desde:
17,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
22 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.0
Comida COMIDA
7.8
Precio medio entorno ENTORNO
6.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
croqueta salsas y cerveza
sope
enfrijolada
tacos
postre
carta
Taco de lengua
Taco de carnitas
Taco de cochinita pibil
Quesadillas con huitlacoche
Guacamole
Ensaladilla picante
Opiniones de Taquería La Llorona
OPINIONES
3

El local ha cambiado para bien; ha ganado mucho en insonoración incluso a pesar de la música ambiente; las mesas están más separadas desde el COVID, especialmente un día entre semana con el aforo a menos del 40%; mesas sin mantel, vasos sobre la mesa sin copas porque aquí la mayoría no pide vino sino cervezas, de las que hay una carta amplia que incluye cervezas mexicanas. Debería atraer más la entrada que parece demasiado lúgubre y no invita a pasar aunque por la noche mejore con iluminación; una vez dentro la decoración es sencilla y alejada del folclorismo que suele haber en estos lugares. ¿El nombre? parece provenir de una muy típica canción mexicana así titulada.

El servicio en sala es joven y voluntarioso que se atreve con consejos por conocer bien los platos aunque con cierta dificultad idiomática y constante preguntar si todo va bien; se vale para toda la sala ante la poca afluencia de público. Ritmo de salida de platos sin pegas.

La carta incluye la parte sólida y la líquida (excepto vinos) plastificada. En lo sólido hay unos entrantes, platos a compartir y sobre todo los tacos que aquí es lo importante por su variedad mucho más allá de lo habitual en  otros restaurantes mexicanos. En lo líquido, combinados aparte que tiene cierto éxito, voy por una cerveza mexicana: modelo especial con poco gas, clarita y con casi 5º.

El pedido unipersonal:

. croqueta huitlacoche: con un rebozado en la harina de panko que permite ser más crujiente y de textura diferente, nada aceitosa y un interior meloso agradable. Se aporta una bandejita con 3 salsas: romescu y dos picantes que son para probar en dosis de tolerancia individual peligrosa; tambien unos gajos de lima.

. sope: sobre una masa de maíz redonda frita, algo más gruesa que el taco, con un contenido a base de frijol queso pollo nata salsa verde lechuga y rábanos en muy finas lonchas; contiene un picante que parece ligero en el inicio pero que cuando llegas a él, se deja notar en boca.

. enfrijolada: versión de taco frito crujiente y enrollado relleno de pollo y bañado en salsa de frijol con chipotle, nata agria, cebolla y queso agradeciéndose diferente textura; la salsa se ha convertido a modo de crema. 

. taco de lengua en salsa verde: especialidad de la casa a probar y que no defrauda pese a las reticencias por inhabitual carne. Muy bien.

. taco bimi: otro habitual de esta cocina con panceta, costilla asada y salsa teriyaki, bimi, cebolla y sriracha; otro imprescidible en una primera visita.

. taco de cochinita: clásico taco mexicano con cerdo en achiote, frijol, cebolla encurtida que hay que conocer y que sale ganador en comparaciones de otros de la ciudad. En la foto están ordenados de derecha a izquierda.

. postre: mousse de mamey: una fruta tropical que parece recordar a la calabaza pero que su sabor está más cerca de una mousse de café trufado; ración amplia prevista para compartir y curiosamente rematada por lonchas de rábano que solo aporta decoración. No repetiría.

Un final con un carajillo, a falta de cremaet.

Un local que recomendaría a la pregunta de "¿dónde como mexicano?", y "¿qué como allí? pues tacos y tacos que vienen casi sin picar nada para salsear al gusto; aquellos que tiene guiso (y por tanto salsa) reblandece el taco, muy llenos por cierto, y se hace difícil de manejar con la mano. Aquí no estamos acostumbrados a sus niveles de picante y así consiguen que cada uno disfrute de la intensidad a su gusto.

Sio hubiera compañía creo que una copa de destilados del país sería un mejor final, pero...

La antigua Casa Amores sigue evolucionando para bien; tiene también delivery que no descarto.

  • croqueta salsas y cerveza

    croqueta salsas y cerveza

  • sope

    sope

  • enfrijolada

    enfrijolada

  • tacos

    tacos

  • postre

    postre

  • carta

    carta

Ruzafeando la ciudad,
un mexicano encontré,
me dijeron, me dijeron,
que no era un franquicia texméx

Taquería, el nombre lo dice todo. ¿Aquí que hay? Tacos no más wey, y algún platillo de entrada.

Un garito moderno, muy “ruzafeño”, tipo bar, sillas y mesas pequeñas de madera, sin manteles, poca decoración con cierta gracia. Parroquia joven, como el ruido ambiente: no te entiendes con el de enfrente, teníamos dificultades para entender a la camarera. No es que haya mucho ruido, es que la insonorización es pésima y no se oye ni la música, pues las conversaciones -elevadas de tono con los tequilitas y las Modelo- contaminan acústicamente el garito, lo invaden.

Venga, entonces unas entradas y unos tacos (“al menos tres”, nos recomendó la camarera, o eso me pareció, pues tuve que leerle los labios)

• Entrantes: Ensaladilla picante / Chilaquiles / Cocktail de camarón
• Tacos: Pastor / Pollo al limón / Cochinita Pibil
Tarta de Crema de pistachos

Bueno, pues... no me entusiasmó. La ensaladilla era como una rusa pero atisbo de picante de chipotles y con mejillones y aguacate; los chilaquiles, con un huevo roto encima; el cocktail, fresco y punzante, lo que más me gustó.

Y los tacos, pues esperaba más, nada que destacar ni para bien ni para mal.

Sacaron tres salsas para acompañarlos, de las que picar realmente solo picaba una. Del resto de salsas y de platos, del picante, ni rastro. ¿¿??

Carta de vinos cortita, algo normal y entendible acá, tomamos una botella de Rebel.lia 2014, un resultón chardonnay valenciano aromatizado por la sauvignon blanc.

Servicio, todo féminas, muy majas y rápidas, buen rollo por aquí, lo que unido al buen precio, explica que hagan dos turnos y estén llenos.

P.D. caguendiez, leo ahora el comentario de Dani, y yo sin pedir ni el de carnitas y ni el de lengua.

Valencia necesita un buen restaurante mexicano y poco a poco vamos dándole forma. El formato de la taquería no es la solución, pero la zona de Russafa sí necesita un formato más informal, por lo que La Llorona acaba en buen puerto, en una zona emergente en la que cada vez hay más basura pero que, indudablemente, es la zona donde se debe estar.

Me gusta la reforma que se ha hecho (aunque echaré de menos la antigua La Fundación) y el local tiene un encanto especial, con esa larga barra que ahora se ha alicatado y queda tan mex. Aunque me cuesta aprobar el entorno por varias razones:

- Mesas adosadas, muy cerca unas de otras. Está claro que el taco es algo que se come por la calle, que no requiere de mucha boato, pero no estamos en México y la gente sale a disfrutar de una cocina foránea que desconoce. No creo que esa densidad de mesas ayude a relajarse.

- Problemas de reverberación muy graves. En cuanto hay cuatro mesas no te escuchas, no puedes entablar una conversación sin elevar la voz, lo que hace que aún aumente más el ruido en el local y la sensación de estar en un submarino.

- El calor. Con dos aparatos de aire acondicionado doméstico no da para refrescar el local que toma una temperatura de verdadero trauma. No pedimos ni postre con tal de que nos diera el no menos caluroso aire de una noche tórrida de agosto.

Carta basada obviamente en la cocina mexicana más conocida pero con una selección de platos muy interesante.

El guacamole es para olvidar, con el aguacate muy maduro y con exceso de lima. No repetiremos el error.
Ensaladilla picante, que viene a ser una rusa con unos cordones de una crema de cilantro que no está bien trabada, dejando tallos largos que no la hacen demasiado agradable. El broche lo ponen unos mejillones que, sin desmerecer, tampoco suman. Ah, no pica nada, así que tranquilos.
Empezamos con algo serio con las quesadillas de huitlacoche, el hongo negro del maíz. Entiendo ese punto de más de queso que lo hace apto para todos los públicos.

Y vamos a por los tacos:
Cochinita pibil: correcto, sin más. No debería, pero no puedo evitar compararlo con el de Canalla Bistró por dos razones: los locales están muy cerca y el cocinero mexicano viene de allí.
Taco de carnitas: pues sólo por este taco merece la pena la visita. ¡Madre mía que pedazo de taco! Para repetir.
Lengua: Otro de los que hay que pedir sí o sí. Hay que dejar las aprensiones al margen porque es un pedazo de taco.

El tema de vinos está olvidado aquí. Apenas unas escasas referencias con un desconocimiento total por parte del personal y unas copas correctas pero excesivamente grandes, sobre todo si pides EL blanco, porque sólo tienen K-Naia en su carta. Al personal le falta rodaje, desconoce la carta y por problemas evidentes de acústica a veces parece que hables en otro idioma. Ya, que es una taquería, pero en serio, ¿es esto lo que queremos?

La cuestión del picante es punto y aparte. No, no pica nada. ¿Debería de picar? Pues yo creo que sí. Que no estamos preparados los españoles para el picante, pues es posible pero, ¿tan seguro se está? Lo bueno del picante es que se lo puedes añadir después y tan contentos, pero el problema es que hasta tres veces pedimos el picante y jamás llegó, cuestiones de nuevo de servicio.

Volveré porque llevan poco tiempo y los tacos son buenos. No pediré más entrantes e iré a tiro hecho y en barra, donde se está más ancho. Ah, y queda restringido durante toda la época estival, el calor era más intenso que en la calle.

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