Ocupa lo que siempre habia sido el restaurante italiano del barrio que tanto frecuenté hace 25 años cuando eso de los restaurantes no españoles era lo mas “in”.
Pues bien el local ha cambiado totalmente y es colorido con pinta de cafeteria animada. Reservé por el Tenedor y quise cambiar la hora de la reserva pero vi que no tenian ya la promocion del 50%. Llame el dia antes y muy amablemente me dijeron que es que han quitado la promocion de viernes a domingo pero que a mi me la respetarian.
Llegamos sobre las 14:00 y solo nuestra mesa tenia el cubierto. No vino nadie mas. El chico que atiende que debe ser el dueño lleva el negocio con la mujer (creo) que es brasileña y esta en la cocina.
La carta es amplia toda de comida brasileña.
Nos dejamos aconsejar y compartimos lo siguiente:
- Esfihas: una especie de empanadilla al horno. Venian 3: una de carne, otra de pollo y otra de queso. Prescindibles. Llenaban mucho y era todo masa
- File con fritas. Picanha con yuca frita. Riquisimo, sobre todo la yuca frita cortada en dados crujiente por fuera y muy cremosa por dentro
- Frango a passarinho. Trozos de pollo macerado y rebozados y fritos en una tempura con cebolla crujiente. Ricos
El gran fallo son los vinos. Solo tenian Viña Alcorta ( que es lo que pedimos), Mayor de Castilla y un verdejo.

Terminamos con café y unas caipiroskas ( cayeron dos por persona) excelentes.
El servicio es mas que atento y el dueño se desvivió porque todo saliera bien.
La cuenta ascendio a 50 € teniendo en cuenta que las copas son a 5€.