Tenia ganas de ir pero me pilla muy retirado para el fin de semana. Por fin para una comida de trabajo me surge oportunidad y reservé con un par de dias de antelacion en el Tenedor ya que tienen un 30% de descuento. Es un restaurante venezolano al lado del consulado o embajada y que por lo que vi frecuentan los originarios … lo que le da un plus en cuanto a autenticidad.
El restaurante es pequeño pero coqueto, todo en madera. Sillas confortables y mesas sin vestir en madera aunque con cristaleria y vajillas y servilletas en tela bastante bien .
Desde el primer momento se percibe las ganas del buen hacer transmitiendo cercania y amabilidad sin resultar pesados.
Nos tomaron nota de la bebida que fue una cerveza, una copa de verdejo ( no sé cual) y agua y nos pusieron de aperitivo unos chupitos de gazpacho de fresa correctos.
No teniamos mucha hambre y decidimos compartir:
• Arepitas de pernil con cremoso de aguacate, nata criolla y aji picante amarillo confitado. 4 unidades grandecitas y con fundamento. La base es una arepa y encima lleva pata de cerdo asada desmigada . Se presenta con las salsas mencionadas muy ricas..
• Crujiente de pabellon criollo:bollito de platano relleno de carne desmechada y queso guayanes, acompañado de un vasito donde venian caraotas (frijol negro) con queso blanco rallado. Es una bola del tamaño de una pelota de tenis que aconsejan partir por medio y echar el acompañamiento encima. Esto no nos dijo mucho y resulta un poco pesado
• Decidimos tomar el lomo de Angus de 350 grs para compartir pero el maitre nos ofrecio un entrecot que tenia el mismo precio y peso y nos hizo cambiar de idea. No acertamos. La carne tenia buen sabor pero estaba llena de nervios por medio. Regular.
No postres. Solo café.
Le comentamos lo de la carne y fue todo amabilidad ofreciendose a traer un trozo de lomo para compensar , cosa que rechazamos porque la verdad es que las raciones son grandes.
Al traer la cuenta nos indico que nos habia aplicado la promocion de El Tenedor a pesar de no haber consumido otro segundo o un postre . En esto llevaba toda la razon pero ni nos dimos cuenta. Fue un detalle nuevamente.
Reiteró una vez mas su disgusto por la carne a lo que le dijimos que asi volveriamos a probar el lomo.
Y es verdad, el sitio es para volver y sobre todo ir en grupo ya que la carta es muy amplia con cosas muy sugerentes como el asado negro, tequeños de queso, calamar de potera con una rica salsa, etc etc. La atencion es estupenda y el precio razonable . Salio por 36 €. No es barato pero creo que se reduciria yendo un grupo numeroso y compartiendo platos.
Lo recomiendo y le concedere una nueva visita.