Tenía ganas de volver a este restaurante argentino que nunca me ha fallado.
Para cenar un miércoles, la primera impresión fue regular, dado que éramos la única mesa ocupada.
La cena consistió en dos entrantes, una carne para compartir, postre y botella de vino.
Primer entrante chorizo y morcilla a la parrilla con salsa chimichurri, muy buenos, no demasiado pasados.
Provolone con trozos encima de queso curado, muy bueno, aunque lo recordaba más grande en ocasiones anteriores.
Carne un lomo alto de unos 300g, el corte típico argentino de bife de chorizo, muy buen, tierna y muy poco hecha tal y como la pedimos. Nunca falla y es de los pocos sitios donde sabes que no te defraudan si eres amante de la carne.
Vino trapiche malbec melodías, característico argentino, pero al cual no deben envidiar en nada los españoles.
Postre flan con dulce de leche, pequeño pero muy bueno.
Precio de todo 58€, lo cual considero que esta bastante bien para lo que comimos y el trato recibido.
Una pena la poca afluencia del local, así es difícil mantenerlo, a pesar de que ya lleva varios años.
Ánimo!