Restaurante El mirador de Santa Llúcia en Penàguila
Restaurante El mirador de Santa Llúcia
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
26,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
26 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.0
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
5.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Opiniones de El mirador de Santa Llúcia
OPINIONES
1

Hemos estado pasando el fin de semana en un alojamiento rural en la vecina localidad de Alcoleja y varios factores nos animaron a pasar la jornada del sábado en Penàguila: se celebraba una pequeña feria navideña con productos de artesanía y gastronomía (cerveza Spigha de Alcoi, vinos de la sierra alicantina…), se podía observar la alineación solar del astro con un arco natural que forman las rocas de la cresta de la sierra aledaña (sólo pasa por estas fechas) y, además, el restaurante del pueblo contaba con buenas valoraciones en una página muy conocida. Para allá que nos fuimos.

Local situado en las afueras de la población de Penàguila, pequeñita y con mucho encanto, con barra muy concurrida a la entrada del mismo y salón abierto a la izquierda, amplio y de ese estilo rústico tan habitual en los locales de la comarcas. Hay unas bonitas vistas sobre el valle en la ladera del cual se sitúa esta localidad. Aprovecho para recomendar, una vez más, lo bonito que resulta “perderse” por las montañas del interior de la provincia, recorriendo sus carreteras, siempre enrevesadas, cuesta arriba, cuesta abajo, y visitar la gran cantidad de pequeños pueblos que te encuentras en el camino.

Carta compuesta por tapas (raciones), unos pocos “primeros” de cuchara, y carnes y pescados para acabar. Nos decantamos por pedir tapas al centro y un par de carnes para compartir para los adultos y sopa de fideos con pelota, croquetas y calamares para los niños.

- Garibaldinos: Tapa típica de la comarca de l’Alcoià consistente en colas de gamba rebozadas. Nos ha sorprendido gratamente el producto utilizado: un gambón, creemos, de bastante calidad. Desconozco si se trata de producto congelado o no; probablemente sí, pero estaban muy ricos. El rebozado fino y nada aceitoso.

- Espardenyes: Nos extrañaba que, estando donde estábamos, se sirviese ese delicioso manjar, pero nos la hemos jugado y efectivamente llevábamos razón. Les espardenyes aquí son porciones de pescado con un rebozado. En este caso creo que se trataba de algún pescado blanco perfectamente desespinado y, de nuevo, con ese rebozado esponjoso y delicado (¿harina Yolanda?).

- Pollo rebozado con Cornflakes: Este plato nos ha gustado menos. El pollo es de calidad pero suponemos que, por temor a que quede poco hecho, el rebozado queda más seco y crujiente en exceso. La cosa se arregla remojándolo con una salsa agria de melocotón que lo acompaña.

- Sepia a la plancha: Se sirve al centro, sin trinchar y sin mayonesa (acompañamiento típico en esta tierra). Sí lleva un pelín de majado de aceite y perejil, la cantidad justa. Correcta sin más.

- Rabo: Otra sorpresa. Lo hemos pedido pensando que era la típica tapa de rabo de “toro” y, en realidad, se trataba de cola de cerdo frita estilo torrezno. No la había probado antes. Snack curioso del cual no se disfruta mucho por la falta de melosidad y el pequeño hueso central que no permite tomarlo de un solo bocado.

- Morro: Tapa similar a la anterior, pero mucho más rica por tener estos torreznos una parte mantecosa y otra crujiente.

- Croquetas de bacalao: Sabor logrado, de intensidad acertada pero con un relleno un pelín denso.

- Olleta de blat picat: Se trata de un plato caliente típico del interior similar al arroz caldoso con verduras y carne de cerdo pero usando el trigo picado en lugar del arroz. No nos ha gustado pero no podemos juzgar el proceso de ejecución ya que, como no tenemos “antecesores” con quien compararlo, no sabemos si se trata de un plato más o menos rico. Lo encontramos soso, en cuanto al punto de sal y en cuanto a contundencia o intensidad. Prescindible.

- Solomillo de cerdo trinchado: Bastante pasado de punto pero con una rica guarnición de patatas y cebolla salteada con hierbas de la montaña (romero, tomillo…).

- Entrecot trinchado: En la misma línea del plato anterior. Carne un pelín pasada de cocción y la misma guarnición que hace nuestras delicias.

- Postres caseros también compartidos al centro: tarta de queso y varias modalidades de tarta de chocolate. Ricos todos ellos, algo bastos en su presentación, la cual cosa nos habla bien de su origen: efectivamente están hechos aquí.

Carta de vinos a destacar ya que, aunque realmente cuenta con pocas referencias, éstas podrían considerarse como “modernas” o poco convencionales: Albariño La Guerrilla, Garnacha olvidada, Tres al cuadrado… Hemos pedido un par de botellas de un verdejo que no recuerdo ya que no les quedaba el albariño (no lo he probado), una de Garnacha fosca (Priorat) y otra de El Pícaro (Toro). Copas un pelín gruesas pero buen servicio: tintos conservados en cámara de climatización, cubitera para conservar el blanco… Sorprende el cuidado en este aspecto en un local de esta tipología.

Para concluir, destacar también el servicio siempre amable y eficaz en un salón bastante repleto y en una mesa como la nuestra con quince comensales entre los cuáles habían cinco niños. El precio final es el que corresponde a los diez adultos con los platos de los niños incluidos y con varias cervezas, refrescos, aguas y cafés. Bien.

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