El que tuvo retuvo

Lasa es un clásico que merece la pena.Un olvidado inmerecido, un gran restaurante del que no se habla mucho, pero que sigue siendo grande, lo lleva implicito. En este visita, tras muchos años, ha sido imposible no dejar de pensar en Londres y en sus " excesivas" estrellas. ¿ Como Lasa no la tiene? y ? Por qué la perdió?.Según el criterio que percibí en Londres , Lasa debería tener al menos dos. Claro, según el criterio que nos han eseñado aquí, como mucho una, quizás ninguna " porque su cocina no ha sabido evolucionar".En fin,Lasa sigue ofreciendo una gran cocina clásica, algo anticuada en sus segundos platos,algo avanzada en sus primeros, pero con la esencia del que ha sido grande. Es elegante el palacio, precioso, cómoda estancia, lujoso. La carta de vinos se encuentra algo abandonada pero es mejor de lo que parece en su presentación, algo ajada. El servicio es correcto y dispuesto a todo: "oiga que quiero primero fumarme un cigarrito con el vino en la terraza, pueés te dejan y te lo facilitan, ..oiga que podría tomar el postre en la terraza???", pués también, al servicio del cliente, ya se sabe de que hablo. La cocina es buena y sobre todo se percibe una cocina cásica, asentada y fruto de la experiencia y dedicación de muchos años ...y de haber sido un grande. Tomamos unos erizos excelentes y unos hongos en paillote magníficos, gustosos y bien presentados. De segundo un lenguado y salmonete con el punto de cocción perfecto, pero sin grandes pretensiones y falló el ciervo asado que no me gustó y que efectivamente , tuve la sensación de que las presentaciones y la forma de ofrecer la caza entraba en el terreno de lo vintage. Aún así, tuve la sensación de que en Lasa se come muy bien y con clase, de que algunos merecen respeto por su trayectoria, de que los que llevan muchos años en esto y triunfaron cundo lo hacían muy pocos , conservan un algo que aunque esté un pelín anticuado, merece la pena y es único.