Tras vislumbrar en Oslo lo que la restauración noruega podía ofrecernos, llegamos a la preciosa ciudad de Bergen buscando un local donde encontrar algo más “elaborado” pero compatible con nuestro bolsillo.

Finalmente dimos con nuestros huesos en este atractivo y abarrotado bar de la zona de Bryggen, en cuyo piso superior, mucho más tranquilo y vacío, contaban con servicio de restaurante.

El diseño del local es chulo, vestido de madera por los cuatro costados, con alguna pared de ladrillo desnudo, ambiente cálido, luz tenue, quizá demasiado pero agradable, acogedor y con buenas vistas al puerto.

¿Se puede pedir más?… pues sí: una carta en inglés. Sólo estaba en noruego así que íbamos bastante perdidos a pesar de las explicaciones de la camarera acerca de la composición de los platos.

Al final y tras dudar entre irnos o quedarnos hicimos la comanda. Un principal para cada uno:

Cordero. Por el aspecto de la pieza parecía jarrete, bien ejecutado, tierno y con sabor alto que se acompañaba de variedad de verduritas: zanahoria laminada, alcachofa, berenjena, habas, chalotas y una especie de tubérculo parecido al boniato pero pequeño y fino, todas ellas bien manejadas. Formal.

Pescado. Varía en función del día y del producto que entre en el puerto. El de ese día no supe ni sé traducirlo al castellano, aunque nos explicaron que era una especie de arenque. Estando bueno tampoco despuntaba en ningún aspecto. También se acompañaba, básicamente, de las mismas verduras que el cordero con alguna pequeña variación como brócoli o alcaparras. Visto.

Para beber, un par de cervezas artesanas tipo pale ale americana bien tiradas en buenas copas de 0.4 l que es la medida típica de allí. Mucho movimiento detectamos en cuanto a microcervecerías en nuestro viaje… eso sí, tras volver no nos volveremos a quejar de los precios de las artesanas que tenemos a nuestro alcance.

También nos ofrecieron botella de agua y unas rebanadas de pan con mantequilla sin coste añadido.

En resumen, cocina correcta pero lejos de nuestro objetivo inicial y es que no encontramos en nuestro periplo algo más allá de platos de este estilo, es decir, carne o pescado poco elaborado con un sencillo acompañamiento. En cuanto a los precios… pues los habituales de esas latitudes y que suponen un verdadero esfuerzo en nuestro caso para lo consumido, por lo que la RCP resulta baja en este caso.

Nota: Disculpen la calidad de las fotos debida a la escasa luz ambiental.