“Brugge” o Brujas, es una bonita ciudad abierta al turismo, con más guiris por metro cuadrado que Lloret de Mar en pleno mes de agosto.
Lo primero que me sorprendió de esta ciudad es que su nombre no tiene nada que ver con las brujas, yo me esperaba una especie de Salem, donde tras doblar cualquier esquina podía aparecer una señora vestida de negro volando sobre una escoba. Pero resulta que en flamenco “Brugge” significa puente, y como estos abundan en esta ciudad, la bautizaron con este nombre. El resto es fácil, entre los Tercios de Flandes, y la manía que tenemos de españolizar los nombres de las ciudades extranjeras, estaba claro que “Brugge” pasaría denominarse “Brujas” por estos lares.
Así que vez recorrido lo que había que recorrer, y visto lo que había que ver, pasamos a la siguiente prioridad, buscar un restaurante para saciar nuestro ya incipiente apetito.
Mis años de experiencia en la Costa Brava, me aconsejaban huir de los restaurantes del centro y buscar algo más retirado, así que de vuelta a la estación encontramos uno de impronunciable nombre, el Restaurant ‘t Oud Kanthuys, que nos pareció aceptable.
De entre sus diferentes menús y para tres personas, elegimos el de 22,50 euros, con un suplemento de 4 euros en uno de los platos.
De manera que marcharon:
Para completar con,
De postre:
Para beber:
La Cuenta
Restaurant ‘t Oud Kanthuys Brugse Zot de 0,50l.
Restaurant ‘t Oud Kanthuys Carbonnade Flamande
Restaurant ‘t Oud Kanthuys Toast Saumon Fumé
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