Aprovechando las fiestas de Gràcia y que hacía poco que había leído el comentario de Rsampere, quien me resulta bastante fiable, reservamos en este restaurante, pese a que fue imposible contactar con ellos por teléfono y no encontré ninguna página web donde reservar.
Pequeño local en la esquina de Benet Mercadé y Sant Marc. Dispone de una pequeña barra para cuatro o cinco personas y un comedor para un par de docenas. Decoración escasa -apenas un par de cuadros y un par de espejos-, con predominio del blanco y la madera. Ambiente más bien ruidoso, aunque sin llegar a ser estridente. Mesas pequeñas y muy juntas. En la de al lado nuestro, preparada para cinco personas, conté tres tipos distintos de sillas. Manteles tipo camino de mesa y servilletas de papel. Menaje acorde al local. Servicio lento y olvidadizo, aunque agradable. Carta compuesta por algo más de una docena de platos y más de media docena de sugerencias, escritas en un cristal donde no eran legibles desde nuestra mesa. De hecho, mi mujer tuvo que levantarse a leerlas y tuve que pedir a la camarera que me las repitiese varias veces (aparte de que soy más bien vago, sin mis gafas hubiese tenido que amorrarme al espejo para poder leerlas), a lo que se añadió el hecho de que no tuvieran uno de los platos que pedí, pese a no llevar ni una hora abiertos cuando nos sentamos y apenas había un par de mesas ocupadas, y tuvo que volver a repetírmelas un par de veces más. Carta de vinos con once referencias -sólo dos no catalanas-, sin añada y con precios entre x1,5 y x2. Servicio consistente en apertura y primer llenado. En vez de cubitera, una champañera de una bodega donde no cupió ni media botella de vino.
Mientras leíamos la carta nos sirvieron una docena de aceitunas, que acabé bastante antes de que nos tomasen nota. Como no hay distinción entre entrantes y platos principales y tampoco vimos pasar apenas unos platos, pedimos a ojímetro: un par de platos por cabeza, y a ver qué pasa:
- Huevo poché con trufa blanca y puré de patatas - Una de las sugerencias del día. Fue como comer una crema. Creo sinceramente que me hubiese gustado más con patatas fritas en vez de puré. Muy bien de sabor.
- Ensalada de tomate con cerezas, anchoas y helado de albahaca - Otra de las sugerencias. A pesar de su reticencia, le gustó bastante a mi mujer.
- Pulpo con yuca frita, mayonesa de hierbas frescas y rúcula - También le gustó bastante a mi mujer, aunque la presentación no tenía nada que ver con la de la foto de su página web.
- Carrillera de ternera - También una sugerencia. Muy buena, aunque hubiese agradecido que me avisasen de que también llevaba puré de patatas.
Nos gustó el pan de Turris a un euro, incluso pese a no haberlo pedido. Cuatro rebanadas de buen tamaño.
Había cuatro postres para elegir, todos con nombres que prometían y a 4,50€. Tomamos:
- Cremoso de chocolate con sorbete de frambuesa y crumble de avellana - Bien el helado y el sorbete. El crumble, absolutamente insípido.
- Chocolate blanco con crema de maracuyá, helado de yogurt y nuez de Macadamia - Pensé que los copos que cubrían el plato eran de coco. Pero no, era la nuez de Macadamia, a la que no encontramos el sabor ni mi mujer ni yo. Lo mejor del postre, el helado de yogur.
Presentaciones irregulares y raciones más bien escasas, lo que hace que el precio sea engañoso. Pese a no tener por costumbre cenar copiosamente, esa noche salí con hambre.
Para beber, un agua de 1/2 l. (1,50€) y una botella de Partida Creus Subirat parent 2013. Fue divertido ver cómo sufría la camarera para quitar la cápsula de cera con el descapsulador de su sacacorchos, hasta que nos dijo que iba a buscar la cubitera y volvió con la botella descapsulada... y sin la cubitera.
Bastantes fallos, además del problema con la cápsula del vino: tardaron mucho en tomarnos la cuenta, no trajeron los primeros a la vez, hubo que pedir la cubitera varias veces, tuve que pedir el cubierto para la carrillera, la cucharilla del postre prácticamente me la lanzaron encima de la mesa, no nos dijeron nada acerca del tamaño de los platos, había demasiadas sugerencias para ser "cantadas",... Además, comentando la cena con mi mujer, después de haber probado pocos días atrás el restaurante de Sergi de Meià, llegamos a la conclusión de que la comida es tan solo un poco más cara a igual cantidad, y nos gustó bastante más que éste en todos los aspectos. En la página web del restaurante están los precios de casi todo.
Resumiendo, comida buena en raciones escasas y a precios más bien elevados en un entorno muy mejorable. Una sugerencia: no ir en coche.
Esta última semana, volví a probar uno de los sitios recientemente abiertos y promocionado a través de la prensa. Se trata de Capet y esta vez la experiencia gastronómica ha sido muy positiva.
Capet es un local que hace esquina en Gracia, en que en una calle tiene la barra en frente de la pequeña cocina y la otra calle está la sección de mesas. Había llamado para reservar y cuando llegamos, el local estaba prácticamente lleno, con nuestra mesa de dos preparada, pero rodeada de mesas de 4/6/8 personas, con un nivel de ruido bastante elevado. Antes de continuar, comentar que creo que fue un tema de mala suerte al coincidir mesas ruidosas.
Me vi incapaz de comer allí y pedimos cambio en la barra, en el otro extremo del local. El ruido llegaba también, pero se podía mantener una conversación.
No se interprete esto como una crítica negativa. Al contrario: Quiere decir que el local tiene éxito. Pero como siempre he dicho, las 3B no existen. Si la comida es muy buena y cuidada, el trato eficiente y amable, el precio contenido (como veréis en la cuenta que muestro al final), ya es mucho pedir mesas separadas 3 metros entre si y local insonorizado... :). O no?
Además, no siempre debe estar de lleno con mesas ruidosas, que a estar juntas provocan el efecto bola de nieve de chillar más que las otras para poder escucharse. En cambio pillas un día de mesas de 2, todo perfecto.
Los platos todos con precio contenido (de la carta, el más caro 10,90€). Y tenían bastantes platos fuera de carta como sugerencias del día.
Como primeros compartimos 3 platos: un par de "croquetons" excelentes tipo los del Coure (he leído que el cocinero es un ex-Coure), un "tiradito" de jurel, un Carpacio de Ous de Reig (este plato era de los fuera carta).
Como segundos, cada uno eligió su plato y fueron unos 'lletons' de ternera con puerro confitado y escabeche de Azafrán (mi elección) y una Picañaa de Vaca Gallega con berenjena ahumada y mostaza a la antigua con la pinta espectacular.
Realmente los 5 platos estaban muy buenos y cualquiera de los 5 volvería a pedir. Los 'lletons' muy, muy buenos ... En la que la gente los descubran, subirán de precio como ha ocurrido en tantos productos y la picaña espectacular.
No pedimos postre, más que nada porque la barra, frente a la cocina y con el ruido en "on", no invita a demasiadas sobremesa y decidimos continuar la conversación en una terraza cercana.
Vaya .... Que hemos salido "so excited" del lugar y me puse aún más cuando vi la cuenta que con una botella de vino sencilla (un Syrah rosado L'Esquirol de Costers de Segre), pero correcta, se quedó por € 55 los dos.
Venga... que os animo a los amigos de Verema a desmelenarse un poco y probar sitios nuevos como este... :) Que me toca estrenar demasiados restaurantes aquí...
Ricard Sampere
www.restaurantscat.cat