Restaurante Rías Gallegas (RESTAURANTE CERRADO) en Valencia
Restaurante Rías Gallegas (RESTAURANTE CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
32,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos y lunes noche
Nota de cata PRECIO MEDIO:
54 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.1
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.9
Comida COMIDA
8.3
Precio medio entorno ENTORNO
8.0
RCP CALIDAD-PRECIO
8.4
Mousse de patata con huevo y trufa negra
Bacalao con escalibada
Surtido de mariscos
Vieira y zamburiñas en parmentier trufado y migas de ibérico
Los postres
Ostras y almejas con champagne
Panceta, vieira, garbanzos y foie
Lampera estilo Arbo
Huevo con trufa
Empanada gallega y croquetas
Bica gallega
Postre
Setas de temporada con huevo
Tarta de café .
Rape plancha con foie .
Lomo de atún rojo marinado .
Opiniones de Rías Gallegas (RESTAURANTE CERRADO)
OPINIONES
132

Pues al final ha acabado cerrado.

Parece que no pasa el tiempo, pero pasa y cada vez más deprisa. Han transcurrido 4 años de la anterior visita y lo que entonces motivó una crítica de local de decoración (y funcionamiento) antiguo parece que algo debía ser verdad porque en la actualidad el local se ha renovado hasta en el vestuario de los profesionales que atienden.
Afortunadamente y como era de esperar, se ha pasado en clientes de casi nadie a casi lleno. Bien.

Local de aspecto muy moderno en su presencia, en su decoración, en su mobiliario, etc.. manteniendo la profesionalidad de camareros en sala con trienios a las espaldas y lejos de los frecuentes "becarios" de ida y vuelta.
Las copas, cubertería, platos, etc de ambiente más moderno y menor presencia que antaño y más acorde con el ambiente actual.
La presentación de los platos también busca ese punto de modernidad aunque con un marchamo demasiado común en ellos que hace sensación repetitiva de fondo: su hojita verde, su gotita de aceite, una base de algún puré o salsa reducida en la que se apoya el ingrediente principal...

Las cartas también van ahora acorde con la sala, con unas buenas opciones de menú y también a la carta presentadas de forma informal como cua¡derno de notas. Hay unos 12-14 entrantes, opciones de marisco, con gamba roja y cigalas a precio fijo (14€ y 12€ / 100 gramos: 6 arroces casi todos por encima d 20€ ración más 3 platos más de cuchara; la sección de pescados con los fijos demerluza, bacalao, anguila y bogavante más el pescado del día; la sección de carnes con ternera, cabritillo, cochinillo y ave (paloma torcaz) con precios sobre 20€ (salvo el bogavante).

La parte de vinos ya propia de un local de corte moderno quedando reducida (comparada con la de antaño) a los vinos que demandan los asistentes: predominio de blancos y de gallegos.

Lamentar que el menú de degustación sea tan rígido que no permita cambiar (no se ofreció la opción ni con suplemento de coste) ni el pan, por cierto algo seco.
Había quien no es de cordero y cualquier otra opcion (incluso de coste inferior en carta) y en el mismo tamaño de ración (menor que en plato de carta) bubiera valido.
Una mayor información de los platos se hubiera agradecido pues siempre hacer entender mejor lo que la cocina quiere expresar. Al igual que por ser platos tan diferente con salsas casi todos, la renovación de cubiertos debía ser con cada plato.

Para beber unas aguas magma con gas y cabreiroa sin gas, un doble de cerveza. Nos quedamos en Valdeorras con un buen godello: El Precipicio 2013 ya que mayoritariamente los platos esperados eran del mar; pensamos en complementar con algún tinto, pero al retirarse de la bebida un comensal, llegó hasta el final.
La oferta de maridaje 15€ con una cerveza, una copa de blanco y otra de tinto la descartamos de inmediato.
El servicio limitado a dar a catar y primer llenado. Buena temperatura y enfriado posterioren cubitera.

Para comer los tres (mesa completa) optamos por dejar aparte el menú Rias Gallegas (30€) con empanada, mejillones, croqueta de marisco, pulpo y merluza o entrecot, con postre de tarta de Santiago, para irnos al Menú Degustación (48€):
. sardina maridada con salsa de espeto: un lomo plateado de sardina bien presentado y elegante en su textura.
. ceviche de ostra gallega: poca ostra compensada por la presencia de la cigalita; muy excesiva la parte cítrica que hacía casi imposible rematar el fondo líquido del plato sin rechinar los dientes y apretar los ojos.
. calamar de playa en su tinta: de lo mejor conseguido. Perfecta la cocción del calamar, el rebozado de las patas y su textura diferenciada, la presentación, punto de sal y la integración de sus elementos.
. anguila a la brasa con all-i-pebre: muy crujiente de piel, su tirabeque en lugar de hoja y u finde de base sabroso.
. sopa de caldeirada de pescado y marisco: servidos en el plato los elementos sólidos y completado con el caldo (lo mejor). Presencia de una pequeñita gamba roja, cigalita y 3 bocados de pescado del día que nos anuncian como merluza, salmonete y, creo, lubina.
. paletilla de cabritillo lechal: sabrosa carne bien de fuego sin quedar seca, con sus setas y salsa de fondo. Una presentación algo amontonada pero muy bien de sabor que importa más. De nuevo tirabeque de compañía. No sé como hemos podido vivir estos años pasados sin titabeques en el plato.
. quesos del pais: tetilla, ahumado, venteiro y azul: raciones pequeñas, producto bien. Presentación muy lograda con la compañía de mermelada de tomate, higos laminados, mermelada, granos de uva, fresas, etc.. Excelente presencia.
. filoa, manzana y helado de tostado de Costeira: poco estético, pesado de comer.
. petit fours: de categoría (como el libro valenciano de moda): pequeña porción de tarta de Santiago, trufa de cacao puro y minicanutillo de crema. Muy a tener en cuenta, me gustó más que el propio postre.
. cafés: buenos incluso el descafeinado. Ningún extra ofrecido fuera de menú, ni siquiera aceite.

Acabamos como siempre, casi los últimos pero sin presión por el horario.

Aunque la puntuación global sea inferior a la de hace tiempo, la sensación que trasmite es que el local, con otros planteamientos, vuelve a estar en el mercado y compitiendo y apetece repetir. Alegría para la gastronomía valenciana de la que siempre ha formado parte.

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Si quieres degustar una buena lamprea en Valencia, este renovado restaurante gallego es tu sitio.

La lamprea y muchas otras cosas.

Te lo cuento, por no redundar, en un comentario desarrollado e ilustrado con fotografías que puedes encontrar en la sección de blogs de Verema (bloG-M), a dónde puedes acceder directamente pinchando este link:

https://www.verema.com/blog/blog-m/1348369-lamprea-chisto

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Y volvimos a Rías Gallegas a ver la enorme reforma y comprobar que todo sigue como antes de la forma, o mejor...

El nuevo local es más amplio, se ha unido a la antigua barra de Rías sin perder este espacio. Nada más entrar te encuentras con esa barra que sin duda visitaremos más adelante, más pequeña pero tremendamente cómoda, cosa que no podía decir de la anterior.

Toda una declaración de intenciones esa pecera donde algunos crustáceos esperan su hora del sacrificio para que insensibles devoradores de marisco podamos disfrutar de sus carnes rebosantes de tersura y frescura.

Menú pactado por el organizador de la cata que consistió en:

Empanada de bonito y empanada de carne. Siempre preferí la de bonito, me parece un sabor mucho más fino, pero es que esta vez estaba de escándalo. La empanada, si es casera y se hace a diario, como es el caso, varía. Tiene días buenos y días mejores, pero tal vez esta sea la mejor empanada que he comido en Rías Gallegas (y posiblemente nunca).

Torreznos y oreja prensada a la brasa. Ahí es nada, puro sabor, puro producto y la contundencia de esos tejidos fundiéndose en la boca tras un leve crujir.

Tartar de salmón con ajoblanco. ¡Qué buena combinación! Ya lo he repetido en casa, copio y pego lo que me pareció un acertado casamiento de un plato un terrestre con uno muy marino.

Vieira y zamburiñas en parmentier trufado y migas de ibérico. Ahora sí puedo declarar este plato como mar y montaña. Perfecto equilibrio de sabores y textura. Muy buena esa sensación de la humedad de la trufa con el sabor marino de los bivalvos y ese apunto potente de las migas de cerdo.

De segundo escogí el corujo, un pescado que no conocía y que pese a parecer un rodaballo, no tiene nada que ver con sus sabor. Muy rico el pescado por calidad y por preparación.

Selección de los postres de la casa, con especial mención a su famoso cono de crema y las filloas con salsa de queimada.

La carta de vinos está muy cuidada y tiene una excelente representación de vinos gallegos, lo que acerca aún más a la gastronomía de la zona. Tomamos un Lagar do Merens fermentado en barrica y un Escolma.

Una nueva experiencia en el nuevo local que acompaña más a lo que nos tiene acostumbrado este grandísimo restaurante.

Primera visita al local recién reformado (han finalizado las obras a mediados de septiembre) donde se completa el giro estratégico que iniciaron en 2011 con la creación de la Barra de Rías. La crisis económica ha hecho muy difícil para los restaurantes clásicos con mucho servicio de mesa sobrevivir. Por eso ofrecer la misma buena materia prima en un entorno más informal y a precios más reducidos funcionó muy bien y ahora se extiende ese concepto al conjunto del restaurante, que se ha reformado por completo. Un espacio abierto, renombrado como "La Barra de Rías Gallegas" con capacidad para unos 80 comensales. Por lo tanto, desaparece ese gran clásico valenciano que ha sido Rías Gallegas y renace un nuevo local con el mismo buen trato de materia prima y servicio del vino pero sin manteles de hilo y gran separación entre mesas. Reinventarse o morir. Alejandro Alonso, hijo de los fundadores, comanda la nueva aventura.

Tomamos empanada de bonito (3,50€), una ración de zamburiñas a la plancha (14€), pulpo a la gallega (15€) y tataki de atún rojo (18€). Buena calidad y ejecución en todos los platos. De vino, un excelente Pazo de Señorans Selección 2011 (26€) en un gran momento de consumo. Buen servicio del vino (se nota la experiencia de los camareros que vienen del anterior restaurante) y carta interesante, con sugerente oferta de blancos gallegos.

Queda para otra ocasión probar alguno de los platos principales con productos siempre traídos de Galicia, tanto pescados (a los clásicos rodaballo o merluza parece que van a incorporar nuevos como el coruxo, jurel o pescadilla) como carnes de vacuno. También se ofrece un par de menús cerrados (a 30€ y 22€).

La primera experiencia ha sido muy satisfactoria y es uno de esos sitios de los que sales contento y te dices por aquí tengo que volver pronto. Espero que la propuesta se consolide y que este gran clásico de la restauración valenciano tenga una nueva época de esplendor. Todos los amantes de la cocina de producto gallega saldremos ganando.

Reconozco que últimamente visito más La Barra de Rías que las propias Rías Gallegas. El formato me parece atractivo, la calidad del producto y que últimamente estoy en fase de poca filigrana y calidad de materia prima.

El caso es que de Rías Gallegas tal cual me acuerdo poco, he de reconocerlo. Por suerte tengo amigos con mejor memoria y en un par de meses lo hemos visitado en dos ocasiones, cada cual mejor. Esta última para celebrar una de las catas de la Peña La Verema y, de paso, comer lamprea, plato que cuesta un poco encontrar fuera de zona.

Las dos veces hemos comido en el reservado que es un gustazo. Una sala amplia y cómoda, bien iluminada, creando una atmósfera sosegada.

Optamos por un menú cerrado que incluía el famoso bicho y que ahora paso a detallar.

Empezamos con una ostra y almejas gallegas. La ostra plana gallega no es mi favorita, la verdad. Si además la metes junto a semejantes almejas, de las mejores en sabor y calibre que he probado, la comparación se inevitable.

Continuamos con su, no en vano, celebérrima empanada gallega, sin lugar a dudas la mejor de la ciudad, que en esta ocasión se acompaña de unas croquetas de espinacas y bacalao, buenas ambas, pero eclipsadas por la protagonista principal.

Un mar y montaña: vieira, papada, y crema de garbanzos con foie. Ojo al plato que se las trae en contundencia, pero ojo también el equilibrio que se consigue pese a la disparidad de sabores. La textura de la vieira se mezcla con la de la papada y la crema, que aporta más sabor a tierra. .

Huevo, puré de patata y trufa. Todo un clásico de esta época invernal donde la trufa se hace presente en tantos platos. Esta es la forma clásica de comer los huevos trufados y, como no, un acierto seguro.

Y la lamprea, el bicho que veníamos a comer. La lamprea estilo Arbo, o de Arbo, es una de las preparaciones clásicas de la misma. La he comido también en la bordelesa, que viene a ser más o menos lo mismo. Una especie de civet pero en vez de prepararlo con carne de caza, se prepara con este parásito marino, que suena mal, pero es lo que es, un chupasangres marino. El plato preparado de 10, otra cosa es que sea bocado fácil.

Este año está cara de narices, según Alejandro, la más cara que ha pagado nunca. Sobre esto hay mucho que debatir, pues al final es un plato difícil que se paga más por su escasez que por su calidad. Y de todo hay en cuanto opiniones sobre el mismo. A mí, personalmente, me gusta, pero no me mata, y pagarla a precio de oro no entra en mis planes futuros.

Finalizamos tan pantagruélico menú con uno de los postres clásicos de la casa, la caña de crema y el mantecado de castañas con helado, además de una riquísima bica gallega.

Los vinos escogidos para la cena, champagne Baron-Fuenté Millésimé 2006, con el que yo llegué hasta la lamprea y al que volví para los postres, y Pintia 2010. Copas de buena calidad y servicio siempre atento. Se nota que conocen su carta y saben ofrecer lo mejor en tema de maridajes para menús largos.

Como siempre, un placer volver a Rías Gallegas.

Hacia no demasiado que habíamos tenido cata en Rías Gallegas y lo de volver en un plazo tan corto no es habitual. El propósito era claro, enfrentarnos a un bicho marino, telúrico y consistente al que buena parte de los veremeros no se habían enfrentado: la lamprea. Alejandro nos preparó un menú excelente donde el protagonismo -casi absoluto- lo tuvo la lamprea una elaboración con receta familiar con cierto parecido a la lamprea a la bordelesa. Hay sangre, hay vino tinto, hay arroz... y un bicho feo, de intenso y peculiar sabor que no deja a nadie indiferente. Comenzamos bien, champagne a mansalva (Baron Fuente millesime 2006) y un plato formado por 2 espectaculares almejas y una buena ostra galleja. Seguimos con un platito que incluía la impagable empanada de bonito de Rías, una excelente croqueta de espinacas y un rico buñuelo de bacalao. Ya empezaba a estar el cuerpo entonado cuando aparece un magnífico mar-y-montaña; vieira, papada y crema de garbanzos con foie. Todo muy bueno pero esa crema de garbanzos tiene magia. Hay que probarla. Alejandro no parecía dispuesto a relajarse así que siguió con un maravilloso plato, de esos que por la sencillez y la materia prima son garantía de éxito: huevo, puré de patatas y una trufa negra que esgrimía Alejandro con el rallador y que ante cada uno de nosotros rallaba generando un profundo y seductor aroma en la sala. Yo casi me daba por cenado, pero claro, quedaba el plato estrella una lamprea estilo Arbo. Un plato de esos que te dejan sin calificativos, no sabe a pescado, parece un engendro salido de las profundidades de la tierra, con ese cartílago crujiente, con esas huevas de textura terrosa.... indescriptible. Maridado, muy acertadamente, con un Pintia 2010, que estuvo perfectamente en su sitio con el plato si bien las algunas volubles almas veremeras volvieron al champagne... inocentes!!!Ya cerca del K.O. llega el postre, Caña de crema (un clásico, tremendamente adictivo), un delicioso mantecado de castañas y un helado (para rebajar). Café y andando a casita, peleando con la lamprea que como si fuera un Alien parecía querer tomar el mando. Impresionante experiencia que yo casi recomendaría para comer antes que para cenar. Agradecer a Alejandro el cariño y la disposición que siempre que le hacemos una propuesta muestra. A la salida ... silencio reverencial. La lamprea, uou!

Impresionante es para mi la definición de lo vivido en la cena organizada el pasado 18 de octubre.
Para mi es uno de los locales de referencia de la ciudad, donde sabes que nunca fallan y precisamente eso es lo que buscaba y creo que Alejandro y su equipo lo consiguieron.
Organizar una cata para un grupo puedo dar fe que es algo complicado y pensé que lo mejor era ponerse en buenas manos y confiar.
Salón reservado para nosotros y la cena como comentaba Paco fue increíble, Paso a comentar en detalle:
-Ostra gallega con salsa de yogurt y pepino, estaba buenísima y la mezcla de la salsa de yogurt y el pepino le daban un toque especial
-Empanada de bonito y crema de boletus con espuma de jamón, la empanada como siempre espectacular y la crema de boletus a la misma altura.
-Tataki de atún con salsa ponzu y mayonesa de wasabi, uno de mis platos preferidos y que tenia una elaboración y presentación perfecta.
-Salteado de setas de temporada con huevo, la verdad es que todos los platos tenían un nivel altísimo pero siendo temporada de setas este destacaba y el huevo totalmente en el punto que a mi me gusta
-Crema de marisco, se podía cortar y masticar, concentración de sabor y cada cucharada era una transmisión de puro mar.
-Rape con puré de coliflor trufado, mira que es difícil preparar bien el rape, pues este parecía mantequilla, en su punto y muy rico
-Solomillo Wellington, un clásico pero con una elaboración muy buena y excelente calidad como todos los platos.
-Flan de Queso y Canutillo, totalmente a la altura de toda la cena
Los vinos de la cena:
-Marie Stuart Passion dune reine brut champagne, servido durante toda la cena para aquellos que así lo pidieron, para mi esta riquísimo
-Lagar do merens 2013, sin palabras, maridajes perfectos con este blanco
-Father 1943 , un tinto sorprendente y con una presentación e historia de la bodega muy chula
Resumiendo, para mi fue un sobresaliente, enhorabuena a Rías Gallegas, por favor seguir así, productos de primerísima calidad y tradición con muchos toques de modernidad en lo que nos prepararon, existe mejor formula?
Muchas veces lo mejor es confiar en los expertos y en las cosas que conocemos, aquí el resultado no puede ser mejor

  • Setas de temporada con huevo

    Setas de temporada con huevo

Lástima que la edad no perdone y no pudiera dar cuenta del abundante y bien elaborado menú que nos prepararon en Rías Gallegas.... Materia Prima de primer nivel, una excelente combinación de presentaciones desde las más modernas a las más clásicas... y un servicio excelente. Comenzamos con una ostra con una salsita de yogur y pepino, ríquisima ostra gallega y la suave salsa jugando un discreto segundo plano sin restarle sabor. Tataki de atún con salsa ponzu y mayonesa de wasabi. De nuevo gran calidad la del atún, suave mayonesa de wasabi y el toque picante que no lo ponía el wasabi sino la salza ponzu... para chuparse los dedos. Salteado de de setas de temporada con huevo... un plato de esos que se come con la vista y maravilla al paladar.... uno de los que mas disfruté de la cena. Crema de marisco, consistente, con enorme sabor, para los enviciados con el marisco.... Rape con puré de coliflor trufada, tremendo plato.... de nuevo con una magnífico trabajo de la materia prima, sabores muy bien definidos y el último plato... todo un clásico, el solomillo Wellington... sólo pude probarlo.. tan abundante ágape me dejo al límite... y el postre es sagrado. Lo que probé me mostró muy buena carne y al punto justo de elaboración, sonrosada en el centro pero no sangrante... De postre un buen flan de queso... y un clásico de la casa, el canutillo de crema... una delicia. Además de los platos de la mesa recuerdo haber probado también un poco de la empanada de la casa, otro imprescindible de Rías Gallegas. Un buen café y un orujito de hierbas me preparó para la vuelta a casa que algunos de los veremeros hicimos paseando... algo imprescindible para soltar algo de combustible antes del aterrizaje. Los vinos de la cena tampoco estuvieron nada mal, desde un interesantísimo champagne, el Marie Stuart passion d'une reine brut, pasando por un atractivo riberio, el Lagar do Merens y acabando con un tinto con marcada personalidad, el Father 1943, de la D.O. Monterrei....

Buenas materias primas. Sin duda lo mejor. Tanto el bacalao como el entrecot muy dignos. De entrantes, los buñuelos de bacalao y el pulpo bien. Los pimientos de padrón demasiado hechos.

La carta de pescados fue más reducida que lo que indica la web. El servicio es mejorable y la decoración pretenciosa. La carta de vinos muy interesante aunque subida de precios. Faltaba un poco de temperatura al tinto que tomamos, un mencía Crego e Monaguillo, uno de los escasos vinos que no pasaban de veinte euros.

El precio de 48€ por persona fue a la carta, sin excesos y con el 10% de descuento por reservar con Verema. Demasiado caro. No me extraña que un jueves estuviéramos solo cuatro comensales.

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