Cuando vamos a Jávea (y vamos a menudo) solemos huir de las zonas excesivamente turísticas, y esta zona del puerto lo es. Por eso cuando me recomendaron que había un restaurante que lo estaba haciendo muy bien y que estaba en el puerto, me mostré algo escéptico… Pero había que probarlo.

Cenamos en la terraza, no tuvimos suerte y no pudimos comer en el paseo, así que estuvimos en el callejón lateral, pero bueno, como tenemos ya muy visto el mar y se estaba fresquito, nada que objetar.

Nos centramos en el tapeo al centro y tomamos una ensaladilla rusa, correcta sin más. Afortunadamente fue el único resbalón de la noche. Mejillones al vapor muy buenos, con ese puntito picante del pimentón que es tan difícil de encontrar fuera de casa, tortitas de camarón, un pelín de exceso de aceite pero buenas de sabor y cantidad de camarones (que a veces sólo están en el nombre de la carta), chopitos a la plancha, muy buenos y bien de calibre y pulpo en salsa, que no habíamos probado nunca y nos gustó mucho.

Bebimos un Marqués de Riscal blanco 2012 que no emociona pero nunca falla. La carta de vinos está algo justa, con demasiados vinos sencillos orientados la turisteo, pero como tiene alguna referencia interesante y el precio es correcto, permite disfrutar del vino. Eso sí, las copas muy flojitas. En la sección de vinos sí se nota que la zona no requiere de demasiada atención para tener siempre lleno el local, así que no creo que esto se corrija.

En definitiva, buen lugar si está por la zona y se quiere tapear con algo de calidad.