Restaurante Comala en Madrid
Restaurante Comala
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
27,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
35 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.4
Comida COMIDA
8.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.3
RCP CALIDAD-PRECIO
6.3
Opiniones de Comala
OPINIONES
6

Despues del sablazo de  los callos con vino de la Mancha en Montalban,paramos aqui. Tambien vacio .. raro...

Queriamos picotear algo y el maitre  lo  bordó. Que bien tener este servicio... se agradece cada vez mas.  Nos contó que estuvo 8 años en Viridiana.Un encanto y un acierto. Por recomendacion de el  comimos los siguiente:

* Taco de ropa vieja

* Taco de cochinita pibil

*Taco de torrezno con rucula

*Guacamole

 

Una botella de  Agusti Torello perfecta

 

y todo por 54 euros...

Muy bien y quedamos mas que

He puesto solo un aprobado en servicio del vino porque salvo un par de referencias ( como el cava que tomamos) los precios eran desorbitadisimos ¡¡¡¡x4 muchos de ellos

Ganas tenia de conocer este sitio, Abraham garcia es uno de mis cocineros fetiches más cocinero que mediatico pero no suele dejar indiferente. Cena un martes de diario y a pesar de eso el local se lleno (esto es Madrid). Sitio pequeño pero bien acondicionado, con una estupenda terraza con "vistas" al hotel Ritz y al edificio de la bolsa. Estamos en un mejinacano, pero un mejicano diferente con ese toque de su hermano mayor, Viridiana, esto se aprecia desde la carta a la cubierteria. Empecamos con un coctelito (margarita), rico con fundamento acompañado con unos nachos con salsa de guacamole que ya presagiaban la buena comida que vendria despues (y eso que no me gusta el guacamole). La carta es un combinación curiosa, no esperes el mejicano al uso...cayeon unas albondigas de iberico con salsa mexicana cus-cus al azafran y batata asada (me mola la mezcla que siempre transmite la comida de abraham...y me descubro rechupeteandome los dedos con cosas que normalmente me dejan frio...vease cus-cus), y no pude resistirme a probar uno de us platos más emblematicos huevo en sarte con mousse de hongos foie de pato setas silvestres con jamon iberico y ajos tiernos...más rico aún que lo que indicada el enunciado...no quedo hueco para el postre todo regado con un riesling espectacular todo un descubrimiento (que bien le van este tipo de vinos a la comida picante), un Georg Breuer terra montosa, carta de vinos curisosa que se sale del sota caballo y rey, con sección de vinos por copas y unos muy interesantes champaganes. Sitio para tener debajo de casa...no es barato pero merece la pena, volvere...espero que pronto.

Fuimos a cenar tres personas. nos acomodaron en la segunda mesa entreando a la izquierda.

Lo primero que note fue un calor terrible de la calefaccion por aire que me caia en la cabeza, cambie de sitio con un compañero pero el problema se traslado.

Cuando llegamos a las 20:30 estaba a tope de "afterworkers" pero se vacio y, el teoricamente lleno local (eso nos dijeron por telefno) solo quedaron 2 mesas y la nuestra.

La mesa de la entrada a la derecha estaba llena de un grupo de unas 10 personas que tenian frio porque la puerta automaticamente se abria, esa era la razon de que nos asasen a nosotros. Poco confort ..

a nivel de comida, muy rica y buena rcp. Margarita fuerte de tequila. Picante muy comedido, apenas perceptible. El solomillo con mole en modo tataki parecia mojar la carne en chocolate, 0 picante ..

Abraham paso por el rte y se agradece, pero le falta punch maestro! pongale chile al restaurante y a la cocina, punch! y eso que el camarero italiano que tiene vende como los angelotes y no sobre lo que realmente se recibe. Muy buena la gente de sala.

Como no fui feliz del todo no tiene sentido aplicar "en comala comprendi que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver .."

volveré para darle una segunda oportunidad, pero en primavera ..

Para aquellos que van con prisa o se aburren leyendo(me), lo pondré fácil. Bastará con aguantar el prefacio, el consecutivo y desubicado postfacio y la puntuación. Para todos los demás: Lean (y no necesariamente mi opinión).

Prefacio:
A Abraham García le llevo leyendo bastante tiempo. ¿Mucho? Quizá. En cualquier caso el suficiente para tenerle un enorme respeto y real aprecio por su cocina y su prosa; que quizá son lo mismo. Le tengo ley.
Con este ánimo fui a su nuevo local, Comala. Muy bien predispuesto, porque si no se va muy bien predispuesto a la mesa es mejor que no te sientes a ella.

Postfacio:
... y me dejó algo frío.

De lo comido y bebido:
Pues una vez encontrado el lugar (y es que confundo unos hoteles con otros) me acomodé en el lugar. Es pequeño, más de lo que esperaba, pero bien resuelto. No me dio sensación de abigarramiento ni incomodidad. Mesas a la izquierda, barra multiculor a la derecha y cocina a la vista al fondo. La música un punto por encima del volumen que habría preferido, lo que ayudó a que cuando se llenó el local (porque se llenó) el volumen de las voces fuera algo incómodo. Fuera hay una terraza, pero no le tengo yo ganas a esto de las terrazas de asfalto madrileñas.

La carta es asequible y razonablemente amplia para que todo quisque encuentre su lugar y algo que le apetezca. Los precios, igualmente asequibles, teniendo en cuenta que en aquella zona está caro hasta respirar. Entre 8 y 16 EUR se encuentran los platos.
Servicio amable, voluntarioso, si bien con algún desajuste que creo que es fruto del poco tiempo que llevan. Seguro (espero) que con algo más de tiempo se limen algunos flecos.

Pasé directamente a preguntar por los vinos por copas. Tuve que, digamos, hurgar un poco para que me dieran la información completa y no se limitaran al color de los vinos y la zona así en plan mapa mundi. Tenían dos blancos y dos tintos. Oferta suficiente, pero me habría sentido más cómodo con uno más de cada color... o un espumoso... o un generoso. Vaya, un poquito más de color en la oferta por copas. Quizá sólo fuera una cuestión de esperanza no cumplida por mi parte. Con esos mimbres me refugié en una copa de Blanco Nieva Pié Franco (3 EUR). Bien de temperatura.

Primera digresión:
¿Porqué es tan habitual que cuando dices que vas a tomar vino con la comida te sirvan este inmediatamente y muchos minutos antes de que llegue algún plato? Si indicases que querías tomarlo como aperitivo, estupendo, pero siendo para comer no tiene sentido hacerlo dentro del natural ritmo de servicio. Y la verdad, no creo que la intención sea que bebas más. Creo que es un problema de sentido del ritmo en la mesa.
Fin de la primera digresión

Comencé por un pez limón hecho en modo de tataki con sus acompañamientos. Quizá, nuévamente, sea una cuestión de opinión, pero el pez limón, aunque estaba rico, iba un pelo más allá del punto de tataki. Muy correcto de sabor, pero algo pasado de punto. Había algo en el plato, no obstante, que me desconcertó. Junto al pescado había una guarnición de tomate seco y un vegetal que no fui capaz de identificar (creo que era un tipo de chile, pero no puedo asegurar cual) y una salsa amarilla. Lo que me desconcertó es que la cantidad de salsa me resultaba una desmesura (visual) para el conjunto del plato. La probé, la reprobé y la volví a reprobar. No pude identificar de qué era la salsa, por lo que pregunté al camarero cuando retiró el plato. Me indicó que era una salsa de mostaza a la miel

Segunda digresión:
Preocupado. Preocupante. No soy especialmente capaz, ni dotado, para realmente nada y la cata es una más de mis carencias. Como. Bebo. Disfruto. No cato. Me gusta la mostaza. Me encanta la mostaza. Suelo tener varios botes distintos en casa. Creo que la identifico generalmente bien. Esta salsa no olía a mostaza. No sabía a mostaza. Realmente ni me olía ni me sabía a nada. Quizá fuera sólo una percepción mía.
Fin de la segunda digresión.

Continué con unas albóndigas de rabo. Bien. Ricas. Correctas. Con un picorcillo agradable y medido.

Terminé con un cómodo helado de fresones.

Comí bien. Comí correcto. Me faltó "pellizco"... y me dejó frío.

La nota total quedó en 34 EUR.

Ibamos con ilusion por degustar el nuevo proyecto de Abraham Garcia y tambien algo mosqueados por lo leido durante estos ultimos dias tras la apertura. Lo que si estaba claro era que no podiamos pretender encontrar otro Viridiana ni tampoco queriamos compararlo con Punto MX aunque esto ultimo hubo veces qur fue imposible no hacerlo.

Reservé esa misma mañana mesa interior porque aunque sabia que el local era angosto no somos de terrazas urbanitas. Pues bien, primera agradable sorpresa: el local es pequeño efectivamente pero agradable, luminoso y en las mesas con sillas altas ( que son las de 2-4 personas) se esta muy comodamente y hasta con intimidad.

Vimos que habia 2 encargados que al principio nos atendieron indistintamente pero finalmente el que quedó al cargo de nuestra mesa ( Luis creo recordar) estuvo atento a todos los detalles.

La carta de vino es variada pero como ya se ha comentado algo subida de precio. Efectivamente pocos vinos bajan de los 30 €. Nos decidimos por un Quinta Quietud 2008 ( 25€) que estaba caliente y tuvieron que enfriar . Pasado esto les pedimos que nos dejaran la botella en la mesa y asi lo hicieron.
Al llegar estaba Abraham Garcia que nos saludó amablemente . Luego nos comentaron que se marchó a Viridiana un poco mas tarde. Le vi pendiente de todo ojeando lo que ocurria en las mesas de dentro y fuera.
En cuanto a los platos que pedimos:
- Quesadilla de queso de Arzua y cuitlacoche. Lo que menos nos gustó. Estaba solo templado y la tortilla algo “tiesa”
- Chile poblano relleno de iberico, ternera, orejones, piñones , pasas y cabello de angel con salsa de tomates de secano: muy bueno. Un gran pimiento relleno con un rebozado de pan crujiente en su punto. No picaba nada y pedimos unas salsas picantes ( no concibo un mejicano que no pique). Una era de chiles verdes que tampoco picaba nada y la otra muy rica de chiles a la plancha ( creo que los llamaron toreados o algo asi) picantita.
- Huevos en sarten con salsa de tomatillos verdes y charales. LO mejor de todo. Que bien se le dan las sartencitas a Abraham. Excelente combinacion de acido, picante y crujiente. Por poner un “pero” lo sacaron a la vez que el chile ( aunque les dijimos que lo sacaran despues) y se quedo frio.

Todo esto fue servido perfectamente en tiempos sin esperas y como vimos que teniamos aun un poco de hambre pedimos otra quesadilla. Esta vez elegimos la de ropa vieja. Muy buena.
En el tema de las tortillas es donde no pudimos evitar comparar con Punto MX. Nada que ver con ellas. Esas señoras haciendo tortillas frescas en vivo y directo no tiene igual y esto indudablemente se notaba en el producto.

Pedimos solo un café.

La cuenta ascendio a 64.40 que teniendo en cuenta el precio del vino es mas que razonable. No vimos carta de cocteles pero si que preparaban muchos margaritas en la barra.
En resumen, lugar que hay que conocer y es recomendable. No vimos fallos de servicio en absoluto ( salvo el vino caliente) y el local, decoracion, etc es sumamente agradable.

Comida en COMALA, el "bistrot" abierto por el maestro del sombrero en la Plaza de la Lealtad, justo al lado del Hotel Ritz.

El local es pequeño, consiste básicamente en una barra corrida, unas ocho mesas dispuestas en batería y al fondo una minúscula cocina acristalada. Está decorado con gusto y muy bien puesto: tarima, mármol, dorados…, como corresponde a la zona. Además tienen una agradable terraza (de momento cuatro mesas) que fue donde comimos.

Carta extensa compuesta por una buena cantidad de raciones, sopas, ensaladas y un apartado de tortillas o tacos (2 unidades por ración), todo muy apetecible y todos los platos entre 8 y 12 euros. No es un restaurante de comida exclusivamente mejicana, aunque tienen tacos y quesadillas, también sirven hamburguesas, alubias de Tolosa o gazpacho, platos que muy mejicanos no son. Nos apetecía probar un poco de todo pero… decepción, nos dice el camarero que no sirven medias raciones (fallo gordo). Es decir, que si vienes sólo y quieres probar las croquetas, te tienes que pedir por narices una ración en la que vienen 10 unidades, no lo entiendo.

Nosotros íbamos dos personas y pedimos:

- Albóndigas de rabo de toro al mole poblano: Unas 10 albóndigas, con una carne muy tierna con una salsa al mole, ligeramente picante, deliciosa. Buen plato, aunque lo sirvieron poco caliente.

- Huevos con salsa de tomatillo verde y charales (especie de chanquete de agua dulce), servidos en la propia sartén. Otro acierto, buenísimo el contraste de la melosidad del huevo con la salsa y los chanquetitos. Acabamos mojando pan.

- Tortilla de maíz con cuitlacoche (una especie de hongo parásito del maíz) y queso de Arzúa. Muy acertada la combinación del hongo con el queso gallego derretido.

- De postre un helado de fresones del sur al mezcal, rico, muy cremoso y nada empalagoso.

Carta de vinos también muy extensa, con buenas referencias, pero que nos pareció excesivamente cara para el tipo de local (pocas botellas bajaban de los 30 euros). Nosotros pedimos un blanco verdejo Pie franco, pero como resulta que no tenían (qué raro, si llevan dos días abiertos…), nos decidimos por un albariño Eidos de Padriñán (17 euros), que estaba bastante bueno y nos pareció la mejor opción calidad-precio. Con un café pagamos 53,40 euros, buen precio para la calidad de la comida.

Ahora vamos con el servicio… un desastre. No es normal que una terraza de cuatro mesas, esté atendida por tres personas, y lleguen los platos fríos, no sepan a qué mesa va cada plato, no estén atentos a reponer pan o rellenar la copa, no te cambien los cubiertos ni los platos, etecé, etecé. También hay que decir que el maître se disculpó por estos fallos y agradeció que se lo comentáramos para corregirlos, buen detalle.

En conclusión, la comida muy buena, la relación calidad-precio también, pero van a tener que mejorar los tiempos de espera y el servicio de camareros si quieren que la gente vuelva.

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