Sorprende el nivel de algunos restaurantes en paises que no se caracterizan por tener una gran tradición culinaria y cuya oferta gastronómica es por lo general bastante limitada.
Este es el caso del restaurante Alcron en Praga, posiblemente el mejor restaurante de la república Checa, con una estrella Michelín en su haber(únicamente hay dos en este país), además de numerosas distinciones en su haber.

Lleno hasta los topes y con dificultad para conseguir mesa con poca antelación, el restaurante Alcron está ubicado en el centro de Praga, dentro del hotel Radisson Blu Alcron Hotel.
El comedor es acogedor, con 6 mesas es pequeño y destaca por los curiosos dibujos de sus paredes. Los camareros hablan ruso, inglés, alemán y por su puesto Checo
La acogida en la sala es excelente, atentos desde que entramos hasta que salimos. Te hacen sentir como si estuvieras en tu casa.

La propuesta de este restaurante es poder confeccionar tu propio menú degustación seleccionando de la carta cualquiera de los platos entre 8 platos fríos, 10 salados y 6 postres.
El precio varía en función del número de platos que se elija y oscila entre 35€ el menú con 3 pases y 69€ el máximo con 7 pases. Además, puedes ir aumentando el número de platos sobre la marcha, en función del hambre que tengas. Los menús no son a mesa completa. Una propuesta insólita en España, donde la flexibilidad en los menús degustación es más bien poca por lo general.
Las raciones son abundantes por lo que con 5 o 6 platos es más que suficiente.

Empezamos con una selección de panes y mantequillas de distintos tipos y sabores.
El primer plato fue una tartar de ternera lechal, acompañado con una emulsión de cilantro, hinojo y distintos tipos de texturas de pan. Curiosa presentación con el tartar en forma de tubo. Plato perfecto. Buen comienzo
Foiegras con praliné de cacahuete y diversos acompañamientos: confitura de grosella negra, praliné de cacahuete, piñones tostados, pan de especias, etc. De nuevo llama la atención la originalidad de la presentación del micuit.
Filete de lenguado acompañado de una espuma de salsa de mejillones y hierba limón en cuyo interior se encontraban unos ñoquis de requesón. Presentación que últimamente veo muy a menudo y en la que nos vamos encontrando en cada cucharada cosas que no se ven a simple vista en el plato.
De carne pechuga confitada de paloma Anjou (desconozco si es un tipo de paloma o una elaboración) con un puré de su hígado y un jugo super reducido de carne. Para compensar tanta potencia de sabor una chalotas braseadas y unas moras estofado. Otro platazo
Dos postres. Una panacota de pera, que al fin y al cabo era una panacota con trozos de "pera-cru", supongo que elaboradas con la técnica "cru" o de osmosis, y que no me dijo mucho. Posiblemente el plato más flojo.
Segundo postre. Una espectacular versión del Chesscake (con calabaza) nuevamente con una forma curiosa en la presentación y con diversos acompañamientos: kumquat confitada y un curioso helado de aceite de semillas de calabaza.
Para finalizar unos petit fours que fueron una selección de chocolates y bombones y algunos miniMagnums.

No se le puede poner ningun pero a ninguna de las elaboraciones en cuanto a sabor, presentación y temperatura de los platos

Respecto al tema del vino, carta amplia con muchas referencias internacionales a precios algo elevados. La única referencia española el Muga, a unos 40€.
Al costar el maridaje más o menos como la comida, optamos por pedir un vino Checo, un Riesling, Late Harvest 2011, de Bodega SPIELBERG y un dulce para los postres cuyo nombre no recuerdo.
Copas Riedel y Servicio contínuos tanto del vino como del agua.

Imprescindible visita si se viaja a Praga.

https://www.verema.com/blog/almolo/1178349-paseos-gastronomicos-por-praga