Pues fíjate tú, que cuando nosotros estuvimos con motivo de la quedada de los vinos viejos disfrutamos como enanos y comimos unas viandas de nivel. Muchas veces es el dia tonto...
Saludos
Acudimos a este palacete renacentista con motivo de una cena pactada. El grupo tenía un número perfectamente controlable como para haberse establecido un menú más trabajado. Si todo edificio histórico cuenta ya con con un toque rancio, los platos principales aún colaboraron más a ello.
Los aperitivos en plena tienda de vinos y licores tomados de pie en plan informal fueron lo mejor. Algo a lo que le di mucho valor. Los vinos fueron los mismos con los que continuamos arriba en el comedor principal, Nietro macabeo 2013 y Vega Saja crianza 2011, solo que servidos en copas más bastas.
Una vez terminadas las virutas de jamón de Teruel, delicias gratinadas de alcachofa, croquetas de la casa y brochetas de dados de salmón, enfilamos escaleras arriba para ubicarnos en las mesas que rodean el hueco del patio con pilares de alabastro donde destaca sobremanera la vidriera del techo con el escudo de la familia.
Mesas perfectamente vestidas y copas Schott esbeltas. Sillas algo bajas pero nada incómodas.
Continuamos la velada con una terrina de foie, que resultó ser un bloc, y la opción de elegir entre confit de pato o dorada con verduritas, tal y como hicimos una minoría. En mi caso la decisión estuvo tomada por al menos comer algo que no estuviera ya hecho de antemano, pues seguramente ambos productos derivados del pato saldrían de su selección de tienda. El foie se acompañó de las típicas tostadas con pasas, juraría que de Garavilla, y la dorada tuvo un punto muy bueno de horno aunque con alguna que otra espina, pero muy fresca y sabrosa en definitiva.
El postre consistió en una concha, así le llamaban al edifcio, como de tiramisú que gustó a los más golosos.
Acto seguido los cafés y a seguir sufriendo el cierzo de esta ciudad tan ventosa.
No se trataba de volver muy cargado. Sin embargo la ansiedad había que calmarla de alguna manera y compré una botella de garnacha.
Pregunté por los otros menús, sólo trabajan así, y tampoco es que me fuera mucho más convencido. Puede que a título más personal la cosa cambie a mejor, no digo que no. Como también influirá el precio pagado por la empresa que invita.
Pues fíjate tú, que cuando nosotros estuvimos con motivo de la quedada de los vinos viejos disfrutamos como enanos y comimos unas viandas de nivel. Muchas veces es el dia tonto...
Saludos
Os leí, y eso hizo ilusionarme. Más que día tonto, lo dejo más en lo pactado. Por una parte el que pide, y por otra también el que da, porque está demostradísimo que con precios ajustados hay quien hace cosas muy chulas.
P.D. Si es que estuvo ajustado, porque yo no lo sé.
Un saludo.
Entonces lo dejaremos en el día tonto del que pacta la comida, jeje...
Saludos
Pues vaya!
Piiiinchazo!
No te puedo decir, yo hace que no ceno ahí como 20 años... pero mi recuerdo es fabuloso. Fue una excelsa cena clásica con violinistas incluidos. Aún recuerdo parte de el menú. O todo.
Que 20 años no es nada, qué febril la mirada...
He vuelto a la tienda y a la terraza alguna vez, pero no a cenar.
Cuando te comento, hace años, era lo más de lo más. Y muy, muy caro.
Te contaré alguna anécdota... Si usté se presta a hablar, claro.
Abrzs
No siempre todo sale bien... pero veo que al menos disfrutaste y bien con los aperitivos ;-)
Un saludo
Joan
Pero aún así considero la experiencia como positiva.
Pues entonces, estupendo ;-))
Un saludo
Joan
Montal,...lugar emblemático en Zaragoza, nunca he comido ahí. Yo creo tuvo un golpe muy duro hace unos años cuando murió el alma mater de la casa en un accidente, imagino se resintió bastante.
Una anécdota: en los años locos del PSOE en el Ayuntamiento con gastos a gogo invitaron a unos japoneses a comer; descorcharon un magnum de Vega Sicilia que valía un pastón. Dijeron era para rematar el negocio con los japos pero yo creo que casi toda la botella se la bebieron los listos del Ayuntamiento :-)
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