Nuestra segunda noche en Madrid, fue en domingo y vista la dificultad que tuve para reservar en los restaurantes a los que hubiese querido ir ese día, pues estaban casi todos cerrados, decidimos ir a cenar a un restaurante chino de cocina de fusión, que estaba bien comunicado con nuestro hotel y que sobre el papel no presentaba mal, además hice la reserva a través del Tenedor, porque no pude comunicar directamente con el restaurante, y por primera vez en mi vida, pude disfrutar de un bono con un descuento del 40%, eso si solo para cenar a la carta.

El restaurante elegido, Distrito 798, está especializado en cocina chifa y nikkei y nos venia de gusto probar esa cocina peruana con orígenes chinos.

Llegamos al restaurante a las 21 horas. Este se encuentra situado en el barrio de Chamartin, justo al lado del hotel Melia Castilla. El restaurante es amplio, de colores claros, luminoso, moderno y está decorado con muchas plantas, pero de plástico. El director y propietario es Alex Chen. Las mesas, son amplias, están bien vestidas, y bastante bien separadas las unas de las otras. Buena vajilla y buenas copas. El servicio de sala, dirigido por Julio Mata, es bueno y el servicio del vino es correcto (descorche, degustación y servicio de cuando en cuando...). La carta de vinos es corta.

Optamos por compartir todos los primeros platos al centro de la mesa y los segundos individuales. Fuimos 3 comensales.

Primeros :

Ceviche mar y luz, pescado del día, leche de tigre, naranja y tomate cherry Bueno.

Plato del dia No me impactó, porque no lo recuerdo y MC tampoco.

Wakame to sarada una ensalada, con pepino, algas y zanahoria. Anodino

Tempura Tashiman, cocotxas de bacalao, vegetales y alioli japones La tempura demasiado espesa y algo aceitosa, las cocotxas ridículamente pequeñas y secas. Lo mejor la presentación.

Platos principales:

Vieiras de Hokkkaido con salsa de coral y algas tosaka Las sirvieron frias, delante de la queja de MC, se excusaron y las retiraron. Le trajeron las mismas recalentadas al micro-ondas, no tuvieron la delicadeza de traer un nuevo plato en condiciones...

Rabo de toro estofado al estilo teriyaki y puré de batata Mi hija lo encontró bueno.

Gambas salteadas y arroz Las gambas, aunque eran congeladas, estaban buenas y el arroz muy correcto.

De postre, mi hija tomó una Tempura de plátano canario con helado de coco, miel y almendras y MC y yo compartimos un Helado biológico de queso de leche de cabra con frutas del bosque maceradas en pisco Ambos buenos, sin mas

Para beber tomamos una botella de agua sin gas de 1/2 l y una botella de vino blanco crianza, L'Equilibrista 2013 DO Catalunya de bodegas Ca n'Estruc de Esparraguera(Barcelona), cepaje 100% Xarel-lo, fermentado en barricas de roble francés durante 18 días. Lo encontré fresco y bien equilibrado, para mi fue lo mejor de la noche.

Finalizamos con 2 cafés. A la hora de pagar, me tuve que discutir con el Sr Alex Chen, porque no quería aplicarme el 40% de descuento del Tenedor, arguyendo que solo era el 30%, menos mal que llevaba el documento conmigo del Tenedor y no tuvo mas remedio que claudicar. El Jefe de sala, muy correcto, no sabia donde meterse...

La cuenta sin descuento ascendió a 55 €/persona, con la reducción à 37,20 €/persona. Mala RCP. El preció que aparece en la valoración, es el normal sin descuentos.
Cuando nos marchamos el dueño nos negó el saludo. No volveré nunca mas y no se lo recomiendo a nadie.

He ido de casualidad y ahora veo que Mtejido ( forero de fiar) tiene un comentario de este sitio en la línea de lo que “a ciegas” he encontrado.
Reserva a traves de El Tenedor para asegurarme que habia mesa. Indico que quiero el menu del dia porque la otra opcion es un descuento en precio final excl. Bebidas y como iba a ser comida rapida preferia la formula “menu”. Esto lo comento por lo que ocurrio al llegar…
Esta decorado en blanco con buenas y bien vestidas mesas, platos y copas. Nos ubicaron en la terrada con techo acristalado que es una maravilla. Em resumen, un entorno muy muy agradable.

Nos entrega el maitre las cartas y le hacemos saber que queremos el menu del dia. En este punto nos dice bastante contrariado que con la reserva de El Tenedor no es posible. A ello le respondo enseñandole en el movil la reserva donde se indicaba claramente el menu. La verdad es que una vez que lo vio todo fue amabilidad .

Tienen dos menus del dia:
- Menu Iyasare: predominio cocina china: 12 €: a elegir entre 3 primeros , 3 segundos y varios postres o café y una bebida incluida
- Menu chiku: predominio de cocina peruana con toques chifas: 15€ a elegir entre 3 primeros , 3 segundos y varios postres o café y una bebida incluida

Decidimos pedir de cada uno y asi probar.

Primeros:
• Ensalada china: Brotes tiernos, espinaca, repollo, naranja, pollo al sésamo. Riquisima y abundante. Salsa fantástica
• Rollo de atun picante en tempura con salsa Duce y huevas tobiko: excelente. 6 trozos de sushi con atun en alga nori rebozados en tempura y decorados con salsa y huevas
Segundos:
• Lomo saltado: mas flojos los segundos. Buena ejecucion con una salsa muy autentica pero la carne era un lomo de cerdo algo reseco. Las patatas fritas bastante buenas
• Tallarines de arroz, gambas y verduras: Muy normalitos

No hemos pedido postre, solo cafes.
En cuanto a la bebida pedimos una copa de vino blanco que nos abrieron la botella. Servida a perfecta temperatura y en buenas copas. El vino bastante aceptable : Nix Alba verdejo. Repetimos una seguna copa que cobraron a 3,5 c/u.
En total 34 € sin sorpresas.
El local se llenó y los platos de carta que se veian pasar tenian muy buen aspecto y abundantes.
Es verdad que hay cierta saturacion EMHO de estas comidas fusion orientales, chifas y nikkei pero el lugar es recomendable ya que ademas servicio y entorno contribuyen a la buena impresión. Pero OJO sin esperar encontrar nada mas en lo que al menu del dia se refiere si bien sales contento y con ganas de al menos probar una vez la carta.

Paseando los Madriles, disfrutando de una magnífica tarde en la ciudad, nos topamos con la enigmática fachada de este chiscón que ocupa lo que una vez fue el encantador (y ahora desaparecido) Petit Saigón en los bajos del Meliá Castilla. Tras echar un ojo vía internet a las referencias (escasas) del sitio y verificar que a través de un club gastronómico se puede reservar con un 30% de descuento, echamos el resto y nos animamos a conocer este Distrito 798... comento la jugada:

Ambiente y entorno: local espacioso, con ambientes diáfanos y una decoración meramente testimonial, cruda y tendente al minimalismo tan en boga. Local de buen tamaño, con la barra de sushi ubicada en la entrada, y dividido en estancias más o menos intimistas; el comedor principal resulta espacioso, con una correcta separación entre mesas y una perfecta iluminación. El tema del ruido quizás pelín excesivo. Público joven y de mediana edad, del ámbito de los negocios -acorde con la zona- y de corte fashionista.
Mesas correctamente vestidas (manteles y servilletas de impoluto hilo blanco) y coperío y vasos de nivel (Riedel en ambos casos).

Comida:
La carta tiene inspiración japo-chifera (si esto existe) y presenta una acertada fusión de las 3 cocinas: japonesa, china y peruana. Buen número de opciones con cantidad de sugerencias francamente apetecibles. Bea y yo nos decidimos por lo siguiente:

Nigiris:
- Toro: 2 piezas de una excelente ventresca de atún perfecta de sabor, infiltración y temperatura, aunque con un corte ligeramente basto -le sobraba apenas medio milímetro de grosor-. No obstante, a mí como si me dan chuletones de este pez, que me los aprieto sin pestañear. De hecho, repetimos. El arroz un pelín emplastado aunque rico en aderezo y temperatura. Un 8,5.
- Gunkan de anchoa, pico de gallo y aguacate: composición de arroz y una excelente anchoa que se corona con un pico de gallo en microbrunoise y una picada de aguacate. En boca magnífico, destacando en primer plano el frescor del cilantro, y perdurando en el paladar (y el recuerdo) la deliciosa salinidad de la anchoa. Enorme. Un 9,0.
- Anguila con pilpil de foiegras y miso blanco: dulce y contundente, el paladar se deleita con el deje del foiegras y la suculenta combinación con la fuerza grasa del pescado. Caballo ganador. Un 9,5.
- Salmón con tomate confitado y alioli de ajo negro: una fina tira de salmón pasado por el soplete coronado por una pizca de suave alioli -más bien parecía mostaza- y una rodajita de tomate cherry. Rico pero sin mucha más historia, el más flojo sin duda. Un 6,5.
- Pez mantequilla con sabores de anticucho peruano: corte de este delicado pez aderezado con una crema de rocoto y pimentón de la vera. Quizás los condimentos se comían en demasía los suaves matices sápidos del pescado, pero en cualquier caso estaba muy rico. Un 7,5.

Gyozas de gambas al ajillo: cuatro gyozas presentadas sobre una hoja de plátano con un aderezo de mostaza dulce; la farsa del relleno increíble, con una cocción de la gamba al dente y una condimentación herbácea que aun estoy intentando dilucidar... además la pasta de la gyoza, monumental: firme aunque mantecosa y bien fundente en boca. Combinación impactante que funciona. Un 8,5.

Tataki de corvina macerada en soja: 10 buenos cortes de este pescado servidos crudos sobre una aliño de soja rebajada guarnicionados por abundantes brotes y germinados. Un plato correcto en el que quizás se echa en falta un mayor riesgo en los componentes para así poder aportar un poquito de alegría al global de la composición... bien sin más. Un 6.

No hubo postre, solo un café con leche y un licorcito de hierbas, que tampoco era plan de eternizarse un Miércoles!

Dado que no hay servicio de pan ni aperitivo (y que no se cobra nada en concepto de cubierto o similares), el total pagado por lo descrito más 2 copitas de Verdejo y 2 botellas de agua fueron 58 euros (con un descuento del 30% en la cuenta final). Huelga decir que salimos encantados y que repetiremos.

- Lo mejor: anoche todas las parcelas de valoración funcionaron a muy buen nivel, pero destacaría especialmente la comida (sobre todo con esa RCP) y el servicio (riguroso, atento y sobriamente cercano).
- Lo peor: nada reseñable en este frente salvo quizás la omisión del momento aperitivo... siempre me gusta que nos sorprendan con un detallito para abrir boca, aunque lo cobren.