Desde hace tiempo, teníamos pendiente la visita a este restaurante, dadas las buenas opiniones de gente conocida que había estado. Situado en la fachada marítima de Altea junto a muchos otros locales, ciertamente parece que tienen éxito pues, tras recorrer la avenida arriba y abajo en busca de aparcamiento, nos da la impresión que es uno de los sitios más concurridos. Llegamos a dudar si encontraremos mesa libre o no pues no hemos reservado. Una vez allí nos dicen que sí aunque tenemos que sentarnos tres personas en torno a dos pequeñas mesas circulares que nos juntan para acomodarnos. El local está casi en penumbra, en un ambiente intimista “en exceso”. Predomina, por encima de otras, las tonalidades azulonas en mobiliario, cuadros, lámparas… Muy bonitas estas últimas confeccionadas a base de la unión de varias botellas azules. Concurrencia mayoritariamente juvenil, del sector de edad 25/40.
Aunque no tengo la certeza, recuerdo haber oído que los propietarios del negocio son nórdicos y que la inspiración de su cocina es la de aquellos países. Carta estructurada en entrantes fríos, ensaladas, wraps, menús y otras sugerencias. Cuesta decidir por el número elevado de propuestas aunque ello no revierte directamente en una gran variedad: muchos de los ingredientes se repiten en los platos (el salmón, las carnes ahumadas, los “mézclums” de lechugas…). Pedimos todo al centro para compartir:
- Trío de salmón: Presentación muy original en tres cuencos troncocónicos apilables que configuran una torre de altura llamativa. En la carta se lee que el plato se compone se tartar de salmón, salmón marinado y salmón ahumado con huevo poché y trufa. Llega al plato y compruebo que los conceptos que tenemos de estas preparaciones no coinciden con los del cocinero. Lo que yo tengo entendido por un tartar no lo encuentro por ningún sitio. Deduzco que se nos ofrece como tartar una especie de paté de salmón casero que no deja de estar rico. El salmón marinado sí que es realmente crudo pero con un exceso de condimentos destacando sobre los demás sabores cierto toque dulzón. El salmón ahumado está rico pero el huevo poche es un huevo cocinado en exceso y totalmente sólido. A pesar de todo, la idea es muy buena y el plato no está mal para los que nos gusta el salmón. Me queda la impresión que se han desaprovechado las excelencias de este pescado.
- Ensalada tonato: Lechuga mixta, lomo ahumado, huevo, tomate cherry, picatostes y salsa de atún (reza la carta). El mézclum de hojas es fresco y bien aliñado con la salsita de atún. Al lomo ahumado se le echa en falta más potencia en el sabor. Bien.
- Carpaccio de ternera ahumada con foie: No leí bien la carta. Culpa mía. Esperaba el carpaccio clásico con la ternera cruda y no: se trata de lonchas de ternera ahumada (sabor casi idéntico al lomo de la ensalada anterior). El foie, en virutas, sí está sabroso pero, con la temperatura de la sala, pronto se pone blandengue.
- Wrap de lomo, huevo y salsa de mostaza: Los wraps son unas tortas semejantes a las fajitas o burritos que se enrollan una vez rellenos con ingredientes y salsas variadas. Se sirven con acompañamiento de ensalada (otra vez).
- Wrap de pato y naranja: Correcto también, como el anterior.
Tomamos dos cervezas y un refresco antes de empezar y pedimos después vino tinto. La carta de vinos es muy corta y de gama baja. Además, de los cinco tintos que figuran, nos avisan que solo tienen tres. Elegimos un Rioja Crza. cuya referencia no recuerdo. Copas inapropiadas de cristal y pedúnculo grueso y forma poco común.
En definitiva un local cuidado, un servico muy atento, eso sí, comida correcta y servicio del vino a mejorar. La RCP, eso sí, buena dada la ubicación del restaurante y la afluencia de turistas y residentes de alto poder adquisitivo que congrega ahora mismo Altea.