Eramos 6 personas y tras una visita a una bodega de la zona nos llevaron a comer a este complejo “de carretera” entre Villarrobledo y Albacete. Por fuera la apariencia es la clásica de estos lugares con camiones en la puerta, bar todo terreno y puerta al fondo indicando “comedor”. Pero no nos llevaron allí sino que nos hicieron pasar a través del hotel a un comedor privado bastante agradable aunque algo rancio en la decoración.
Rapidamente apareció el dueño que es quien se encargo de nosotros toda la comida y como conoce a los anfitriones directamente “canta” el producto porque ya sabe con quien trata.
Me sorprendio una vez mas (ya me ha pasado en Villarrobledo en otros restaurantes) el producto que ofrecia: cigalas gigantes frescas, almejas de carril, lubina salvaje, Villagodio, etc….
Ya percibi que era un sitio donde dan calidad aunque lo que no llegue a saber es el precio…
Nos pusimos en manos de los que lo conocían y elegimos
Entrantes:
- Jamon y queso. El jamon lo vendio como “de bellota” y aunque no era malo, las bellotas ni las había olido el cerdo. El queso excelente, uno curadisimo y otro en aceite
- Un curioso matrimonio de anchoa y boquerón donde el boquerón se presenta al lado de la anchoa en tempura. Original y bueno aunque la anchoa era de calidad normalita
- Callos de bacalao guisados. Normal. Guisado a la manera de los callos tradicionales no aportaba gran cosa salvo que había personas que no habían probado estos callos “de moda” y les resulto curioso
Platos principales:
- Villagodio a la piedra para 4 personas: estaba muy bueno y nos presento el chuletón entero laminando delante nuestro la carne
- Lubina salvaje a la plancha: comentaron que bien
- Chuletitas de lechal con refrito de ajos. De aspecto me parecieron algo secas.
No tomamos postre y finalizamos con cafes y GT de ginebras varias con Schweppes.
Tardamos mas de 3 horas en comer porque solo atendia el dueño y un camarero que solo retiraba platos. Servicio que podríamos decir que es profesional queriendo dar valor añadido aunque algunas veces lo que consigue es cansar al comensal. Excesiva lentitud en cambio de platos y cubiertos que alguna vez no se retiraron o que otras veces no eran correctamente servidos como no traer ni cuchara ni plato sopero para los callos.
En resumen, saben que para comidas de trabajo donde se lleva a clientes , ellos ofrecen calidad y viven de eso, ya que el bar no creo que este a tope y el hotel daba la impresión de estar cerrado.
No sé lo que se pago pero supongo que nada barato.