En la tarjeta pone "menjador rural" (comedor rural). Y eso es: un comedor situado en la primera planta de una casa de Capafonts que, junto con la terraza, han convertido en un restaurante.
Una docena de mesas en el comedor y media docena en la terraza. Decoración rústica. Ambiente absolutamente familiar. Mesas apelotonadas de tamaño justito. Mantelería, vajilla y cubertería de estar por casa (literalmente: algunos de los platos son como los que usamos para diario en casa). Hay tres personas: los dueños, Teresa (maitre y camarera) y Emili (encargado de las brasas, camarero y cajero), y una chica que se movía subrepticiamente por el comedor. Carta muy tradicional a base de ensaladas, carnes a la brasa y carnes estofadas y al horno (recalentadas al momento de servir). Vino de garrafa (estaba en el comedor junto con un embudo) servido en porrón. También tienen cerveza Estrella Damm y Voll Damm, amén de algunos refrescos en lata. Sin copas a la vista. Vasos de batalla con marcas de cal. Agua del grifo servida en jarra de cristal. Por mucho que sea de Capafonts, y así la venden, me supo igual que la de casa: con sabor a cloro.
Local lleno un domingo a mediodía. Parecía un congreso del Inserso. Sólo hay menú. Empezamos con una ensalada de buen tamaño con queso de cabra de Capafonts (de lo poquito autóctono de la carta) y unas patatas (de Prades) enmascaradas (presentadas en timbal recalentado, con botifarra, beicon frito aparte y un huevo frito encima). Se salvaba el huevo frito. Continuamos con una correcta ración de cordero a la brasa (bueno) a la que le sobraba el ajo y el perejil y un cuarto (escaso) de conejo a brasa (sin ajo ni perejil a petición mía). La guarnición, al centro: patatas asadas algo duras, alubias rehogadas, escalibada y pimiento asado. Lo mejor, el allioli. La carne no podría distinguirla de la de cualquier restaurante típico catalán para turistas. De postre, buen flan de mató con miel y un flan de huevo bastante seco.
Para beber, un par de jarras de agua del grifo y una mediana (un tercio) Voll Damm. No tomamos café, por lo que no puedo decir si entra o no en el menú.
Por los 17 euros que vale el menú, me voy a Reus a tomarme un menú de 16,50€ (22,-€ el fin de semana) con mantelería y servilletas de hilo, copas decentes, una bodega más que aceptable, un servicio profesional y una carta con más productos (y mejor elaborados) de la zona que en este lugar. Y me ahorro más de 20 Km. de curvas.
Como decimos por aquí, una "enganyifa".
Cocinan con leña y recalientan en la vitrocerámica.
Da igual por donde vayas, está en la parte más alta de la calle Major.
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