Restaurante Cala Bandida en Javea/ Xàbia
Restaurante Cala Bandida
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:

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Precio desde:
32,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
40 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.0
Comida COMIDA
7.8
Precio medio entorno ENTORNO
8.5
RCP CALIDAD-PRECIO
6.0
Opiniones de Cala Bandida
OPINIONES
2

Local situado sobre la misma escollera oeste del puerto de Xàbia. Montado con buen gusto y con un estilo un tanto diferencial ya que han rehuido del recurridísimo estilo chill-Ikea para adoptar toques más mediterráneos: cubierta de cañizo, mobiliario de mimbre... Las vistas sobre la bahía de Xàbia son buenísimas y en un día como hoy, con la mar tan quieta, transmiten sensación de relax y bienestar. Local también aconsejable, no obstante, para comer en invierno en días soleados o incluso días lluviosos cuando el temporal de levante embravece el Mediterráneo y el viento arrecia.

Nos acomodan en una mesa en la terraza que recibe un poco más la corriente del viento cosa que se agradece sobremanera en estos días, los más calurosos del año. Pedimos las tres cervezas más frías que tengan y nos aconsejan tomar La Isleña pues, al venir en recipiente metálico, cogen y mantienen mejor el frío. Cierto. Se trata de una marca que se promociona como "la cerveza de Ibiza". Botella muy chic que, además, está rica (¿O es la sed con la que llegamos?): 3,00€ unidad.

Hemos comido:

- Clòtxines al vapor: Mejillón del Mediterráneo preparado tal cual suena, sin ninguna especia ni condimento. Últimamente insisto muchísimo en la frescura del producto marino pero es que llevo una racha impresionante con él y lo que menos me apetece encontrar es algún pescado que "se pae" un poquitín. Deliciosas éstas también por su frescura. Ración generosa (10,50€).

- Tartar de atún rojo: Poco aliño, muy poco (parecía más un sashimi) y acompañamiento con algunos daditos de aguacate y mango (éste segundo no "casaba" del todo bien con el túnido). Rojo o no, el atún estaba rico. Menos me han gustado las rebanaditas de pan de higos o pasas que nos han sacado para tomarlo. Ración justa (15,00€).

- Arroz seco de pato, setas y foie: servido en paella que nosotros mismos colocamos al centro para degustar directamente de ella. Extraordinariamente bueno. tanto que va a condicionar mi nota a la hora de puntuar la comida como "muy buena". La capa de arroz apenas alcanza el grosor de un par de granos lo cual provoca un punto muy especial y un delicioso socarrat. Loable también la generosidad a la hora de "echar" producto: numerosos tropezones de setas variadas, migas de pato, láminas de foie y, como remate, tres muslos de pato de gran tamaño (somos tres comensales). 18,00€ la ración. Delicioso. Hemos rascado hasta no dejar ni un grano.

Hemos acompañado la comida con un Gramona Imperial (25,00€) y un Louro do bolo (22,00€). Temperatura de ambos correctísima y copas no exactamente de flauta para el cava (un pelín abombadas, gentileza de Veuve Clicquot) y de tamaño adecuado para el vino. Dismponen de una carta aceptable con oferta destacada de champagnes de gama alta.

Servicio atento y amable, un poco lento a la hora de arrancar con los primeros (alrededor de 20 minutos). Después ha venido todo rodado. Acabamos con unos cafés correctos.

A los precios señalados cabe añadirles el IVA. La RCP con ese arroz, estas vistas y los vinos degustados me parece correcta, incluso buena. Así la calificaré. Restaurante aconsejable si uno quiere pagar un pelín más que los de su entorno.

Un local de reciente apertura en el mismo puerto de Jávea con una terraza al mar y con un espacio de copas y sillones a la entrada (o salida) es un entorno que al entrar te parece que has acertado de pleno.
Al sentarte compruebas que el cañizo que tapa la terraza filtra el sol más allá de lo deseable y que alguna mesa (la nuestra) que está en el centro y formando recodo lo que le da la mayor visibilidad, también hace que conforme baja un poco el sol tienes toda la espalda y la cabeza a pleno sol sin más solución que levantarte e irte como hicimos al chilaut a tomar el postre entre los sofás y una buena brisa aunque ya sin vistas.

Las copas correctas aunque demasiado grandes que hace que tengas que servir poca cantidad, por el calor y se pierde el vino. Los platos puede que sean de art decó pero yo no los pondría en mi restaurante ni en mi casa (aunque creo que los tuve).

Carta de comidas con dos menús (18.50 y 33€) y platos a menú con precios más bien elevados. Carta de vinos suficiente pero caros; tomamos Louro do bolo (a 22€) y Enate gewüztraminer (a 18€). El primero traido a temperatura ambiente de Javea a las 3 de la tarde en la playa (¿porque es un vino más raro y menos pedido?) y que hubo que enfriar en cubitera y esperar un buen rato. Aun así tomamos otro, esta vez ya enfriado previamente pero en este caso, tras cambio de copas, ni se dió a catar, aunque sí se sirvieron las copas. Tres de agua minerales de litro completaron la bebida.
Servicio propio de estos lugares: voluntarioso, camarera muy mona pero poco profesional; solo se salva una chica encargada y un chico con conocimientos, pero no llegan fácilmente a todos, porque por el lugar, estaba lleno.

Del menú optamos por dos de clochinas y 3 de calamares rebozados al centro para compartir entre los cinco. Buenas raciones. Los moluscos bien aunque un poco más de pimienta negra y limon en el caldo los hubiera mejorado. Los calamares bien pero con la mitad de rebozado hubiera hasta sobrado. Un buen pan tipo bocadillo y un muy suave all i oli complementaron los entrantes.
De principal: arroz. En carta tienen muchas opciones (hasta de albondigas con berenjenas) pero en el menú entraba arroz del senyoret en cantidad ajustada si los platos hubieran sido servidos correctamente, pero como no se derrochó en la ración, aún se pudo repetir dos raciones con lo que el total estaba bien. ¿El sabor? Correcto. ¿El material? el arroz al dente, para mí, perfecto, las gambitas (de las de paquete congelado del super) y la sepia (cuadraditos de pota) de batalla, menos mal que el caldo base era más adecuado.
Postres: pues aparte de fruta que resulto ser una piña cortada a trozos de irregulares tamaños y formas y rematada con 4 puntos de nata en las esquinas del plato (¿art decó?,) había tarta o tarta: tarta de melocoton y maracuyá, de coco y piña y de natillas (x 2) que eran la misma tarta en forma y color con distintos ¿saborizantes?.

Ya que estabamos en los sofás tomamos cafés que se cobran aparte. Ni chupitos, ni tras la solana, invitar a agua.

El menú de 18.50€ sí merece la pena sobre todo por el lugar (siempre que no te toque entrada de sol), pero mucho tiene que mejorar la cocina para que comer a la carta merezca el precio fuera del menú básico cuya RPC puede ser hasta buena en la playa de Javea en agosto, pero no tan buena fuera de esas condiciones.

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