No volveré a un zulo.

Con motivo de la Copa Davis nos desplazamos a Gijón y solo encontramos alojamiento en este pequeño hotel de 3 estrellas, situado en la zona de Somió. La zona es muy tranquila. Es un chalet reconvertido en negocio hostelero. Con jardín, al que se le notaba falta de mantenimiento, plantas secas, mal segado, falta de pintura.
Nos dan una habitación que se encuentra sita en la planta baja y, junto a la recepción, cafetería y salón de estar. Para entrar en la misma, había que hacerlo de costado, escasos 60 cm. de anchura para acceder. Era pequeña y estaba ocupada por 2 camas de 0,90 cm, poco espacio para desenvolverse, una silla con respaldo de plástico, mesa y una tv. de mínimo tamaño.
El baño también era pequeño, sin ninguna dotación de productos que son habituales en los de esta categoría. Solo un dispensador de jabón a granel en el lavabo y otro dentro de una minúscula ducha. Eso sí con puerta que cerraba bién. Toallas correctas, hay secador de pelo y tiene dos ventanas.
Mala insonorización, se escucha todo, pasos, ruidos, puertas, etc..
Tiene aparcamiento en el jardín y he reconocer que no me pusieron pegas para dejar el equipaje hasta que acabaran los partidos de la Copa Davis.
El desayuno iba incluido en el precio de la habitación, es un sencillo bufet. Hay que tener cuidado con las arañas, maté dos en la habitación

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