Dos madrileños llevan este acogedor hotel en el pueblo de Gratallops, el centro del Priorat ya que es el municipio con mas bodegas de la D.O. El hotel se encuentra en la parte mas alta del pueblo por lo que las vistas son muy buenas.
Habitación grande ( suite 2), con cama grande y comoda y zona para el descanso y la lectura. Cuarto de baño también de buenas dimensiones con ducha, no le falta detalle. No llega muy bien la señal de la televisión pero casi es lo de menos.
Los desayunos bien, sin lujos pero bien. También tienen restaurante, solo abre las noches.
Muy bien situado para visitar la zona, fácil de encontrar aparcamiento.
Desde su apertura volvemos cada año a este hotel encantador. Nuestra ultima estancia fue la ultima semana de junio.
mi preferida habitacion es la 3, con visto a la placeta (y a la bodega de alvaro), pero para aficionados al sol la pequeña 10 tiene una grande terraza y vistas hermosas.
los dueños son muy atentos y le ayudaran en 4 lenguas.
Desayunos amplios (con yoghur artesanal y miel del pueblo).
El restaurante tambien esta a la altura.
Un sitio donde te sientes como en casa. Habitaciones muy cómodas, aunque conviene pedir habitación del 2º piso que tienen mucho mejores vistas a la montaña (si te toca detrás) o a la plaza del pueblo, muy coqueta y cuidada (y también ves montaña). Los baños me encantan. Están bien surtidos. El personal de la casa te hace la estancia muy agradable. Tiene restaurante también. Un sitio para conocer, donde se respira el Priorato, sus gentes y sus vinos.
Las habitaciones perfectas, el baño de diseño, los dueños, un matrimonio de artistas de Madrid, fueron muy atentos. el único fallo fue el olor a cañerias, tenian puesto ambientador, dado que el fin de semana era dedicado a visitar bodegas, lo retiré ràpidamente, como hacía buen tiempo dormimos con las ventanas abiertas y problema resuelto. Nos hacia ilusión Els Irreductibles, pero no son aptos para todos los bolsillos, así que cenamos en el mismo hotel, crema de marisco, tostaditas de foie, una delicia, se nota que el nivel de la cocina del pueblo es alto.
Aprovechamos para visitar Scala Dei, la bodega familar de Celler Cecilio, que muy amablemente nos mostro la bodega y los viñedos. Un vino muy recomendable. además buen vecino, pués nos habló muy bien del señor Palacios.
Un hotel con encanto, que recupera un antiguo edificio modernizándolo y haciéndolo cómodo pero sin perder su antiguo sentido. Estuvimos en la habitación 10 que, aunque pequeñita, muy bien distribuida y con una magnífica terraza hacia el Montsant. Además, pudimos comprar algunas pequeñas cosas en una tiendecita del pueblo, con gran servicio de vino y queso, e incluso desde el restaurante (aunque no tienen servicio de habitaciones) nos subieron algo. Un hotel perfecto para cualquier visita al priorato, en pleno pueblecito, y cerca del restaurante "Els irreductibles".
El desayuno, muy variado, en una sala muy agradable, una especie de antiguo patio pintado de azul, y muy alta.
El personal muy atento y agradable.
Uno de los mejores hoteles y restaurantes en el Priorat. Simplemente os referencio el viaje que hicimos y que veais su web pues es bastante realista.