Hotel que no se encuentra situado en la zona histórica de la ciudad de Praga, aunque no muy distanciado de la misma, aproximadamente 1.5 km.

Habitaciones de tamaño adecuado, con cama y almohadas cómodas, buena insonorización. Mobiliario de la habitación que me recuerda a los hoteles de playa. Baño de buen tamaño, agua en buena cantidad y adecuada temperatura sin problemas de dosificadores difíciles de entender. Parquedad en la reposición de toallas de baño, siendo éstas de un nivel ligeramente deficiente.

Personal de recepción con atención adecuada.

Desayunos con bastante buen nivel, productos en cantidad y renovables, buen nivel de los lácteos y nivel sólo aceptable de la bollería. Es de destacar como positivo, la presencia de una señora que elaboraba a demanda de los componentes que se deseaba, tortillas francesas de forma rápida y eficiente. Como lado negativo, una vez más el café.

En conjunto, hotel con lo básico que puedes pedi, r pero sin ninguna floritura a reseñar, salvo la elaboradora de tortillas.

Para mi opinión, su principal pega radica en no encontrarse en pleno casco histórico.