Es un hotel muy bonito, arreglado recientemente, con forma de cortijo andaluz, limpio, junto al Parque de Doñana, en una urbanización de Almonte, Matalascañas, que no tiene mucho que ver, salvo la playa y todo lo relacionado con Doñana, pero la urbanización queda como un pegote en esa maravilla de la naturaleza. El servicio justo, recepción amables, habitación justita, restaurant, tanto el desayuno como las cenas, no propio de un hotel de estas características, muy justito. Comimos y desuyunamos mejor en otros hostales por el camino hasta llegar a nuestro destino. El cafe, se lo deberían mirar la mayoria de restaurantes y hoteles de nuestro pais, era imbebible. !Tanto cuesta dar un cafe en condiciones! El parking mal gestionado. La Tv no se veía. Dicen que no llega señal a la urbanización. Enfin, era verano y necesitábamos un buen lugar para ver las maravillas de los alrededores pero, según nuestro punto de vista el hotel mal gestionado y sus servicios no acordes a su categoría.