Agustí Vilaret fundó Mont-Ferrant en Blanes, en 1865. Tenía 45 años y había vivido 30 en las Antillas. Hacía poco que había regresado a su tierra, no para vivir de las rentas, como acostumbraban a hacer los indianos, sino para invertir ilusión y talento en un proyecto nuevo y singular: la elaboración de champaña. Con este objetivo adquirió Mas Ferran. En poco tiempo, Vilaret repobló con viñedos los alrededores de la masía, construyó una nueva bodega y adquirió el equipamiento necesario para elaborar la bebida que tanto le fascinaba. La marca Mont-Ferrant está formada por la combinación del nombre de la montaña que acuna al pueblo - Mont Sant Joan- y el de la masía enclavada en ella. Vilaret se desvivió por su nueva profesión ocupándose particularmente en su aspecto técnico, que fundamentó en los conocimientos de Luis Justo Villanueva, jefe del laboratorio químico del Instituto Agrícola San Isidro y verdadero mentor enológico de las dos primeras generaciones de champañeros catalanes.
En los artículos científicos que publicó, Justo Villanueva cita frecuentemente a Vilaret como ejemplo de elaborador modelo. El año 1872 marcó un hito fundamental en la historia de Mont-Ferrant, porque supuso el bautismo formal de Vilaret como champañero. Participó en el Concurso-Exposición de Barcelona, organizado por el Instituto Agrícola. Presentó diversas clases de vinos y aparatos de vinificación. Se sintió orgulloso al exponer los planos de la bodega que había construido en sus cavas, que actualmente son las más antiguas de Cataluña, y presentó a concurso una muestra de los vinos espumosos que elaboraba. La presentación pública que Vilaret hizo de sus productos en el certamen barcelonés ha resultado de capital importancia para el sector, pues gracias a ella puede demostrarse documentalmente que Mont-Ferrant es el elaborador de cava más antiguo de todos los que subsisten.
Las cavas son los diferentes estratos donde reposan los cavas en nuestra bodega: la cava alta, la cava antigua, la cava honda. La primera, la alta, es la más grande. Ocupa dos piso, excavados a principios de los años ochenta a un cotado de la planta del edificio. Está destinada a los vinos más jóvenes, a los cavas que necesitan un reposo en botella no superior al año y medio (acoge elaborados como L'Americano). La segunda, la honda, se excavó en los años treinta a una profundidad de cuatro pisos y actualmente contiene los cavas que precisan un reposo superior a los dos años y medio (como Agustí Vilaret). Finalmente, la cava antigua es la primera que se construyó en Cataluña con el fin de comercializar la champaña. Hoy alberga los que necesitan un reposo en botella superior al año y medio e inferior a los dos y medio (como Blanes & Blanes).
Mont-Ferrant está orgulloso de su historia, no siempre reconocida por quienes se ocupan del discurso del cava. Creemos que recordar nuestros orígenes es fortalecer y enriquecer la historia colectiva de un sector que elabora una de las bebidas más populares y mitificadas. Pero este orgullo de pioneros no hace que olvidemos lo más importante: nuestro valor de presente y nuestra apuesta de futuro. Nuestros clientes forman una legión de amigos y nuestro primer objetivo es complacerles, elaborando el cava que les satisface y ofreciéndoles una extensa paleta gustativa para que puedan escoger el más adecuado para cada ocasión. Mont-Ferrant les propone el cava que mejor se adapta a cada persona, a cada familia, a cada situación. Tenemos un cava para cada momento.
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