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La madurez de Abadía Retuerta a través de sus vinos de pago

Como inicio a la Experiencia Verema Bilbao 2015, el pasado 26 de octubre, tuvimos una cata inaugural muy especial con los vinos de Abadía Retuerta y su excelente trabajo con la madurez como hilo conductor de la misma.

El encargado de hacernos entender la importancia del cuidado de la viña y la viticultura sostenible para la consecución de la madurez y la calidad que se lleva practicando durante muchos años en Abadía Retuerta fue Álvaro Pérez, actual Director de Marketing, Comunicación y Relaciones Públicas de la bodega. Álvaro es posiblemente el que más sabe de la bodega y de sus vinos. Ha sido durante muchos años el baluarte técnico de la misma y ha pasado por diversas funciones hasta llegar a su cargo actual. Iba a ser una cata a duo en la que el enólogo de la bodega, Ángel Anocíbar, también quería estar pero a esa fecha estaba finalizando fermentaciones en bodega.

La madurez de Abadía Retuerta

 

Pudimos catar cinco vinos muy singulares de la bodega. Comenzamos con las añadas 2009, 2010, 2011 y 2012 de pagos y variedades concretas y para acabar, catamos un vino que la bodega no comercializa pero que elaboró en el año 2006 para celebrar su décimo aniversario y que de alguna forma aúna en un fantástico coupage algunos pagos de la bodega, presentes en esos 4 vinos anteriores, más alguna variedad más.

Estos 4 primeros vinos, no son sólo monovarietales sino también de un único pago cada uno, de una única parcela. Vinos muy diferentes, con mucha personalidad, limpios en nariz, elegantes, persistentes y armónicos en boca, fiel reflejo del trabajo en bodega, del trabajo en el campo, y de la adaptación de uvas foráneas a la Ribera del Duero.
Un reflejo de los vinos y la filosofía que la bodega ha pretendido conseguir desde que empezaron hace 18 o 19 años, allá por 1996, primera añada de la bodega.

Una cata hablando y probando vinos que se hacen principalmente en la viña, no en la bodega.

La madurez de Abadía Retuerta

Abadía Retuerta: su terroir y sus pagos

El nombre de Retuerta viene de rívola torta, curva que forma el río Duero justo detrás de la Abadía del siglo XII sobre la que se cimientan las bases de este proyecto. Sus fundadores vieron en este patrimonio histórico y en esta zona un gran potencial de recuperación.

La finca y la bodega se sitúan en pleno valle de Ribera del Duero, una zona muy continental donde las temperaturas en invierno y en verano son bastante acusadas, por lo general abunda el sol y la noche y el día difieren mucho en temperatura. Se convierte así en un enclave con unas condiciones muy interesantes para el cultivo de la viña y para producir grandes vinos siempre y cuando se lleve un exhaustivo control de todas las parcelas para propiciar la correcta madurez de sus vinos.
Tanto es así que esta zona, la del Valle del Duero (Bajo Duero) está entre Valladolid y Aranda y se conoce como la Milla de Oro, donde en 10 o 15 km. se concentran grandes bodegas como Mauro, Quinta Sardonia, Abadía Retuerta, Vega Sicilia o Finca Villacreces.

En cuanto al terroir, la propia bodega lo define como un “clima extremo, terroir complejo”. Se trata de una meseta castellana, a una altura de más de 900 metros donde hay varias zonas muy diferenciadas, generando entre ellas mucha heterogeneidad comenzando desde abajo del valle, el cual erosionó la acción del río y donde se ha sedimentado grava y canto rodado y acabando en la parte alta de la ladera, donde encontramos la tempranillo.

La madurez de Abadía Retuerta

El 90% de la viña de Abadía Retuerta está a la margen izquierda del río, en ladera orientada hacia el Norte, donde presumiblemente la madurez va a ir más despacio y va a ser más equilibrada, como veremos en los cinco vinos de esta cata.
En cambio, al otro lado del río (carasoles o lado sur), sería una zona donde el vino puede llegar a alcanzar hasta un grado más de alcohol. La uva sobremaduraría y se pasificaría, algo que no pretende Abadía Retuerta.

Abadía Retuerta tuvo así en sus inicios un árduo trabajo de clasificar 54 pagos y parcelas por variedad de uva plantada. Desde la gran parte de tempranillo (75%) pasando por la cabernet sauvignon y la merlot plantados porque la pretensión de la bodega era entrar en la D.O. Ribera del Duero, hasta la syrah y la petit verdot perfectamente adaptadas, junto a otras experimentales. Como comentaba Álvaro:

“Nuestra filosofía de trabajo radica en la vinificación por pagos”.

Una vez clasificada la finca, trabajan esos 54 pagos uno a uno, echando mano de lo que ellos denominan microviticultura: se controla por separado la madurez de cada parcela y se vinifican por separado, se cata pago por pago y según el análisis se ajusta lo que tenga que ajustarse en la viña. Un pago, una variedad, una forma distinta de vinificar y cuidar la viña, un vino singular.

Dentro de bodega trabajan siempre con levaduras autóctonas y por gravedad, como homenaje a la forma de trabajar tradicional de los monjes en la abadía.

La madurez de Abadía Retuerta

Abadía Retuerta: de sus inicios a hoy

Los inicios de este proyecto en 1988 se centraron en la conservación de la abadía para más tarde estudiar los suelos donde no existía ni una sola viña. El encargado de hacer esto fue Vicente Sotés (catedrático en la Escuela de Agrónomos de la UPM). Se vio un gran potencial en esta zona y se decidió plantar viña, pero no en toda la finca.

La finca de Abadía Retuerta consta de 700 ha., parte en Sardón de Duero sin D.O., y parte en Quintanilla de Onésimo, la cual quedaba reconocida dentro de la D.O. Ribera del Duero y era la zona menos interesante para plantar viña.
Decidieron plantar hasta 180 ha. en la mejor zona e intentar incorporarse en la D.O. Ribera del Duero, pero no se les dejó. Es a partir de aquí cuando Abadía Retuerta construyó su propio sello de calidad, su propia marca primero como vino de mesa, y después como V.T. Castilla y León.
En cuanto al vino de pago, de momento en Castilla y León todavía no hay ninguno, pero Abadía Retuerta está trabajando en su reconocimiento.

La fundación del proyecto fue en 1988 pero no fue hasta el año 1991 cuando se decidió plantar viña y hasta el 1996 cuando se empezó a hacer vino. Eran vinos jóvenes como el Primicia o el Rívola, que seguro recordarás. Vinos jóvenes, de viñas jóvenes y trabajadas por un equipo joven. Poco a poco y tras el paso de los años, tanto la viña como el equipo fueron ganando en madurez y fueron apareciendo ahora sí esos vinos de gama alta asociados a la madurez. Así lo comentaba el propio Álvaro:

“Donde la gente hablaba de calidad en los vinos, nosotros preferíamos hablar de madurez”.

La madurez de Abadía Retuerta

El punto de inflexión fue en el año 1999 donde hubo un trabajo excepcional en viticultura dentro de la bodega. Ello vino de la mano de la revolución de la viticultura en España, iniciada en los años 90, y que empezaba a trabajar la viña y a darle la importancia que merece. Se pasan del producir todo lo que se pueda al seleccionar y producir con calidad.
Esto en Abadía Retuerta significó dejar de haber añadas buenas y malas y se empezó a trabajar la viña mediante la viticultura sostenible, gestión anhídrica y vendimia en verde para conseguir esa madurez y equilibrio deseados en el momento deseado.

Los inicios no fueron fáciles. Cuando la viña era joven tenía que ser intervenida más a menudo. Por suerte, ahora la viña ya es madura y se adapta mucho mejor a cambios bruscos.
Para llevar todo este control, hay 8 estaciones meteorológicas que dan hasta 24 parámetros en tiempo real: temperatura, rocío, viento, etc. Además, dendrómetros que miden el estrés hídrico de dentro de las plantas y permiten saber cuándo hay que regar y cómo responde la planta a los riegos. Hay que tener en cuenta que en Abadía Retuerta el riego nunca se ve para conseguir más kilos sino para conseguir ese punto óptimo de madurez.
En definitiva, todo esto ha llevado durante años un gran trabajo de aprendizaje y observación, lo que ha ligado a Álvaro Pérez a este proyecto, junto a Pascal Delbeck y a Ángel Anocíbar.

La madurez de Abadía Retuerta

La cata: cinco vinos, cuatro variedades, cuatro pagos distintos

Pago Valdebellón 2009

Valdebellón, al igual que los 3 siguientes, es un vino procedente exclusivamente de un pago de cabernet sauvignon y ha pasado por roble francés durante 24 meses.

Si el año 1999 fue un punto de inflexión para la bodega, la añada 2009 también lo fue. Después de dos añadas complicadas como 2007 y 2008, llegó esta añada de calor que consiguió sacarle madurez a una variedad como el cabernet sauvignon. Una variedad de ciclo largo, a diferencia de la tempranillo, que se adapta muy bien a esa zona en esa altitud y posibilitó la vendimia a finales del mes de septiembre.

De este vino, Abadía Retuerta ha elaborado en las añadas 1996, 1999, 2005, y a partir del 2009, curiosamente lo han hecho de forma más continuada: 2009, 2010, 2011, 2012, 2014 y 2015.
Esto da un indicador de cómo la viña se adapta a la zona, se hace más vieja y ellos mismos han dejado de ser jóvenes y han aprendido a trabajarla mejor.
En esas primeras añadas el cabernet hacía de cabernet y, poco a poco se van dando cuenta de la variedad está obligada a adaptarse al clima y al terroir para llegar a esa madurez deseada.

La madurez de Abadía Retuerta

Es un vino con una nariz muy varietal, vegetal, picante y compleja. Cuando lo caté esperaba el pimiento verde, pero curiosamente salía el pimiento rojo, signo inequívoco de madurez bien llevada. De alguna forma este vino consigue salirse del encorsetado de los vinos de Ribera.

Cata del vino Abadía Retuerta Pago Valdebellón 2009.

Pago Garduña 2010

Pasamos a los pagos de syrah con este Pago Garduña 2010. Una variedad que en esa zona, bien trabajada da vinos con mucha intensidad aromática y mucha complejidad.
Garduña es un vino que ha pasado 20 meses en barrica francesa y con el cual los que estuvimos ese día catando somos unos privilegiados ya que a la cata sólo llevaron botellas dobles magnums, de lo poco que les queda en bodega.

En cuanto a la añada, la 2010 fue una añada lluviosa tanto en invierno como en primavera. Concretamente, los meses de mayo y junio fueron los más lluviosos de la historia en Ribera del Duero.
Así lo recordaba el propio Álvaro durante la cata:

“Recuerdo en la prensa local que sacaban fotos del paisaje y estaba todo el campo verde y decían: ‘¿Dónde estamos? ¿En Suiza?’”

Esto fue un problema porque cuando la viña tiene exceso de agua lo que hace es derrochar recursos y crece a lo bestia, en detrimento de la madurez y la calidad requerida por la bodega.
Durante el envero hubo una anécdota graciosa que según Álvaro, el propio Ángel Anocíbar lo contaba con humor:

“La viña es como un chaval de 18 años que tiene la cartera llena de dinero, invita a los amigos y se lo pasa fenomenal hasta que llega un momento que se da cuenta de que no le queda nada. Le pasó lo mismo a la viña y durante un momento tan crítico como el envero hubo que ajustar y regar en alguna zona para desbloquear la viña. Hubo hasta tres semanas de diferencia de envero en la viña. Luego al final remató bien la madurez y conseguimos lo que queríamos”.

En definitiva, una añada marcada en Ribera del Duero por la finura y no por la potencia como en 2009.

Un vino lógicamente diferente al Valdebellón, por dos motivos bien claros: añada y variedades totalmente distintas. De entrada suave, madurez más comedida y tanino muy sedoso.

Además como anécdota comento que se trata de un vino “bendecido” por los foreros de Verema que el 8 y 9 de octubre del 2010 visitaron la bodega justo en unas fechas complicadas. Tuvieron que acelerar la vendimia porque venía agua esos días

“Casi los ponemos a trabajar”

La madurez de Abadía Retuerta, comentaba Álvaro.

Cata del vino Abadia Retuerta Pago Garduña 2010.

Pago Negralada 2011

Pago Negralada 2011 es un vino elaborado completamente con tempranillo y que ha pasado hasta 19 meses en barrica de roble francés.

La añada 2011 fue una añada conocida por su calidez, aunque julio fue de los más frescos en muchos veranos atrás. En septiembre hubo una pequeña ola de calor que hizo que la uva deshidratara un poco, aunque no pasificara. Esto le dio mayor madurez y mayor graduación al vino. 

Así recordaba Álvaro esta vendimia, después de tanto sol y tanto calor:

“Soy un hombre de campo. Soy de ir a probar la uva al campo. Si la pruebas en agosto ya está dulce el mosto y la piel está verde. Esa misma uva la pruebas a finales de septiembre, el mosto sigue estando dulce y la piel también está dulce, está madura. Puedes masticar esa piel durante un tiempo hasta que llega un momento que amarga de nuevo. Esos son los taninos que nos gusta extraer. Esos taninos más maduros, más dulces, más frutales.”

Para mí, el que mejor lleva la madurez, el que mejor refleja la tipicidad de la zona y la tempranillo bien trabajada. Un vino con un tanino maduro y muy frutal, con el mismo potencial de envejecimiento que un vino con un tanino más verde.

Cata del vino Abadía Retuerta Pago Negralada 2011.

Petit Verdot 2012

El Petit Verdot 2012 es un vino insólito procedente de un solo pago y de una sola variedad foránea convertida en autóctona por la buena adaptación de la uva al entorno y por el buen hacer del equipo técnico de bodega. Este vino ha pasado hasta 18 meses en barrica de roble francés nuevo. Además sólo se producen 6 barricas, formando unas 1.600 botellas nada más.

La petit verdot es una uva muy complicada de trabajar tanto en la viña como en bodega. Es una uva pequeña, de racimo pequeño y que crece de forma díscola (puede crecer hacia cualquier dirección). Suele ser una variedad de mezcla para coupages: por ejemplo, en Burdeos que es la región de donde proviene se utiliza para ajustar la mezcla, sobre todo para aportar acidez en añadas de mucho sol.

Tal fue la adaptación a la zona, que decidieron hacer un monovarietal sólo con petit verdot, así lo comentaba él mismo:

“Nuestro Petit Verdot es casi autóctono. Asistimos a un simposium en el Castillo de Peñafiel donde estaban Peter Sisseck, Mariano García, Raúl Perez o Ángel Anocíbar. En aquella época se hablaba mucho de las diferencias de variedades autóctonas, variedades foráneas, y Ángel defendió tanto el petit verdot como el Pago Valdebellón como uvas autóctonas. Las uvas sabían donde estaban, esa adaptación que ahora tienen. Hay muchas bodegas nuevas en Ribera que están trayendo tempranillos de no se sabe dónde y son menos autóctonas que por ejemplo un cabernet sauvignon que lleva en Ribera 25 años y que ya muestra esa adaptación a la zona”.

“Nuestra versión de Petit Verdot con nuestro sol, nuestro terroir, nuestro saber hacer…”

Cata del vino Abadía Retuerta Petit Verdot 2012.

La madurez de Abadía Reuterta

X Aniversario 2006

Con este último vino dejamos los monovarietales pero de ninguna manera esa vinificación pago por pago. Estamos ante un coupage entre los mejores pagos de la bodega: Pago Garduña, Pago Negralada, Pago Valdebellón y Petit Verdot junto a pizcas de Touriga, Merlot y Graciano.
Un coupage a priori complicado, pero perfectamente ensamblado por la bodega.

Es un vino que ha pasado 24 meses en barrica francesa (embotellado en 2008) y que no está en el mercado. Sólo pueden probarlo aquellos privilegiados que visiten el hotel y el restaurante de Le Domaine.

Un vino muy original e interesante que difícilmente estaría adscrito a cualquier Denominación de Origen:

“La libertad de estar fuera de cualquier consejo regulador te permite hacer más cosas. Aunque luego nuestra ‘auto-regulación’ es más estricta que por ejemplo la de Ribera del Duero”.

“Nos gusta probar. Nuestra base, nuestra creencia y nuestra religión es la tempranillo, que es la uva de aquí. Pero no por eso hay que dejar de experimentar y mirar otras cosas para ver cómo responden y cómo se adaptan.”

“Pretende ser un test de la progresión en bodega después de 10 años.”

Siguiendo la misma línea y para celebrar esos 20 años, en 2016 harán el XX Aniversario que estará disponible y embotellado hacia el año 2018.

Cata del vino Abadía Retuerta X Aniversario 2006.

 

 

Colaboradores de la Experiencia Verema Bilbao 2015:

Sierra Cazorla. Agua Mineral Natural  Koala Accesorios de vino   Colines Quely   Copas Riedel. Euroselecció

  1. #1

    JaviValencia

    "Nivel y seriedad", eso indica Álvaro sobre el nivel de los foreros de Verema, y pese a quien le pese esto es lo que piensan muchos. Menudo piropo!!!

    Los vinos de Abadia Retuerta llevan hablando en voz alta desde hace mucho y todavía alzarán más si cabe el tono de voz. Grandísimos profesionales y mejores personas que tengo el gusto y honor de conocer y haber compartido alguna que otra entrañable vivencia.

    Enhorabuena Santi, gracias por acercarnos el evento a los que no tuvimos la suerte de poder participar.

    Un abrazo y suerte, te lo mereces!!!

  2. #2

    Santi Albert

    en respuesta a JaviValencia
    Ver mensaje de JaviValencia

    Muchas gracias Javi! Lo tuyo también son piropos! ;)

    Fue la segunda vez que probaba esos vinazos y ya lo cuento con pelos y señales en el post y en las catas: me quedé sin palabras con tanta elegancia, frescura y a la vez madurez. Espectaculares.

    Mi último post en Verema. Pero seguro que oís más de mí por aquí ;)
    Un abrazo muy fuerte!!

  3. #3

    Jose Contreras

    Felicidades Santi por el post. Aunque yo estuve allí, no lo hubiera descrito mejor :-). Me pareció una cata excepcional de vinos que están a un altísimo nivel de calidad en el panorama vinícola, no sólo nacional, sino internacional. Abadía Retuerta es una bodega muy seria, con las ideas muy claras, y que han sabido gestionar un proyecto a largo plazo que hoy en día ya está dando sus frutos con vinos punteros y actividades de enoturismo, hotelería y restauración del máximo nivel. No obstante su futuro es aún más espectacular.

  4. #4

    Valgañon

    enhorabuena por el post Santi. Gran artículo sin duda. No puede estar en la cata pero posteriormente estuve un buen rato con Alvaro y la verdad es que es una bodega con buena gente y qué decir de sus vinazos...
    El X Aniversario estaba de muerte!!


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