¿Por qué sólo hablar de vinos?

Daniel Delgado
Voz de Verema.com desde América Latina

Muchas personas tienen la idea errada que llegar a Europa es sinónimo de entrar al mundo del vino; no hay pared más alta por ser escalada. Así mismo, es curioso que a los entusiastas del vino que nunca han visitado el viejo continente, pueden llegar a pensar que hablar con un europeo significa culturizarse en el área; no hay mentira más vieja.

En reiteradas oportunidades me encontré con una verdad que asusta: personas que dicen ser conocedores del vino, por asistir a eventos y conocer la jerga, pero al fin y al cabo no saben realmente de lo que hablan; o por el otro lado, expertos en la materia que ya están aburridos de los primeros y prefieren no hablar del tema porque “todos saben mucho”.

Es así como aprendí una gran lección de uno de los que considero mis tutores en el mundo del queso: disfruta, aprende y calla. Sin embargo, cuando uno se encuentra con este tipo de personas con el que es un gusto hablar, esos que te hacen sentir cómodos porque no te hablan de sus logros sino que te describen, desde su punto de vista, la experiencia que recién están viviendo ambos al por ejemplo probar un trozo de queso armonizado con un Gin & Tonic, te dices a ti mismo: ¡Que gusto!

No hay verdad más grande (y más triste para algunos): en España se consume más cerveza que vino. Leí hace poco un artículo de la Guía Peñín que decía que la última cifra oficial de consumo de vino era de 19,9 litros/persona, según datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) para noviembre de 2013. Entonces me pregunto: ¿Por qué no hablar también de cervezas?

Siempre he sido amante de las cervezas, birras, chelas, polas, birongas, cheves, caguamas, frías o cualquier nombre con las que se les conozca en los diferentes países hispanos. Hay un gran mundo también detrás de ellas. Hace un tiempo ya, escribí un artículo que, en una de sus secciones, “documentaba” la manera correcta de pedir una cerveza en España al ir de cañas y tapas. Me quedé asombrado que se convirtió en una guía que, más de dos años después de ser escrito, sirve como referencia para toda la gente que visitan la península ibérica, inclusive para personas que recién estudian el idioma.

En España tuve la oportunidad de probar grandes cervezas de todo el mundo, inclusive de cocinar con ellas, pero si algo me encantó fue descubrir que también hay perlas de producción nacional como las enumeran en este artículo de ABC y miles de productores independientes que están probando hacer cervezas artesanales de altísima calidad.

Al llegar a Panamá la curiosidad por ese segundo segmento creció exponencialmente. Me encontré con que la influencia norteamericana no sólo se veía en los vinos, como comenté en mi artículo anterior, sino que entre las cervezas nacionales, había competidores internacionales (entre ellos España), pero también había una gama impresionante de productos artesanales, que en redes sociales especialistas como Untappd siempre había visto resaltar y nunca había logrado encontrar.

Ahora me doy el gusto de, por lo menos una vez a la semana, probar una nueva de estas cervezas e ir descubriendo sabores, olores e inclusive mezclas que nunca imaginé encontrar, por ejemplo una cerveza a base de semillas de cannabis. La mayoría de estas cervezas son de origen estadounidenses pero debo destacar que dentro de Panamá también hay productores destacados, como lo son las joyas de Casa Brujas. Venga que ya he hablado mucho, ¿Qué opináis vosotros de todo esto? ¿Qué cervezas me recomendáis? Un gusto compartir con vosotros. Nos vemos en los comentarios. Hasta la próxima.

Daniel Delgado
Voz de Verema.com desde América Latina