11º Encuentro Verema y la cata de Artadi: Vertical sostenida en horizontal
En el marco de las actividades de XI Encuentro Verema, tuvo lugar esta maravillosa cata guiada por Juan Carlos López de Lacalle, alma mater de Artadi.
Tuvo dos partes bien diferenciadas:
- Una cata vertical de cuatro de sus prestigiosos Pagos Viejos: 2004, 2005, 2007 y 2009.
- Una horizontal de la que será una mítica añada, la 2009, y que recorrió los vinos extraídos de cuatro de sus grandes pagos: Valdeginés, La Poza de Ballesteros, El Carretil y Viña El Pisón.
Como preámbulo, Juan Carlos nos sedujo ya de entrada con unas sabias disertaciones de las que entresaco las siguientes:
- Nos encontramos ante unos tiempos difíciles. A los que amamos el vino, éste nos ayuda a superarlos, a vivir. Nos reconforta, nos da alegría, nos provoca inquietud…
- Postuló a su emblemática bodega como “decana” en el movimiento que impera y triunfa actualmente en La Rioja, movimiento que se conceptualiza aunando dos vías:
o Hacer cosas nuevas, empujar hacia delante, ayudándonos de la tecnología y avances que estén en nuestras manos
o Pero también mirar atrás: no olvidar. No olvidar que lo que hoy disfrutamos es gracias al esfuerzo, ilusión y visión de quien hace 25-50-100 años cultivó un viñedo. No somos nosotros quienes hacemos el vino. Viene de nuestros antepasados. Y… ahí va una de sus perlas: “El vino es el viñedo, solo el viñedo y nada más que el viñedo”.
- El esquema de la cata está estudiado para jugar con dos elementos:
o El tiempo, en la primera parte, la vertical
o El suelo (terroir, microclima, ecosistema…) en la segunda parte, la horizontal.
¿Qué ocurre en diferentes tiempos y suelos?
PRIMERA PARTE: VERTICAL DE ARTADI PAGOS VIEJOS
Antes de entrar en la cata, nos esbozó su noción de Artadi Pagos Viejos:
Se trata de un coupage de pagos, de grandes pagos, de pagos viejos, con viñedos de más de 40 años, siempre de tempranillo, con una producción de 3.000-4.000 kg por hectárea y trabajados todos ellos con un respeto máximo a la poda, a la tradición y a la crianza, en barricas nuevas de roble francés de 12 a 16 meses.
Estamos hablando de 46 parcelas, con 22 áreas de producción de las que se obtienen 22 vinos diferentes.
Se vinifica cada pago independientemente, y en su momento más álgido, se procede al coupage.
La añada 2004, en palabras de Juan Carlos, “fue casi perfecta”.
Fruto de ella, nos encontramos con una nariz de enorme profundidad, en la debutan los empireumáticos, para dejar paso a la fruta negra madura, sazonada. Regaliz, moras y balsámicos cierran la fase.
Una caricia en la boca, con el tanino saturado. No hay aristas, es imposible encontrarlas. Un vino fresco, balsámico en el retrogusto. Equilibrado, sobrio, elegante.
Para terminar la cata de este vinazo, su autor nos regala una frase: “Después de 10 años, los vinos son botellas, y cada una es diferente”.
Una añada más madura, que provoca que en nariz percibamos unas notas sobre maduradas, con fruta negra muy sazonada, fruta para comer. También melocotón, ciruela, plátanos maduros… Casi llegan a ser cargantes. Mucho más claras las notas frutales en este 2005 que en el 2004.
En boca resulta sedoso, las papilas no se sienten ofendidas. El tanino es casi voluptuoso. El paso, voluminoso. Curiosamente parece más joven que el 2005.
Contrasta esa nariz madura con la boca fresca y tánica.
Aquí el ponente se detiene unos segundos para efectuar una loa en toda regla de las añadas maduras. Una añada madura, dice, llega a los 10-15 años con esa carga mimosa. Los mediterráneos, por nuestra cultura, preferimos lo cálido, lo dulce, lo maduro.
Una añada fría, con recolección muy tardía, que tiene como consecuencia el nacimiento de un vino antagónico al 2005. Una añada para guardar.
En nariz se muestra mucho menos cargada que las anteriores. La fruta que aflora es roja, sin mucha maduración. Una nariz angulosa, fresca, incisiva. Por ahí nos saludan unas notas empireumáticas que ensucian un poco la fruta. La madera está casi por delante de la uva, tapando incluso la mineralidad. Un mal necesario que tiene como contrapartida la seguridad de que aguantará mucho tiempo.
La boca resulta sorprendida por una desbordante energía, por la fuerza de la acidez, por los compuestos polifenólicos. Una acidez más incisiva. Rudo, rugoso.
Gran persistencia.
Comienza la cata afirmando que la añada 2009 “será la mejor, la de más enjundia, la de más recorrido de la historia de la bodega. Una añada madura muy potente, una añada grande.”
Se vendimió entre el 3 y el 20 de octubre, producto de una año de equilibrio: hubo calor, y frío, no se sufrió de stress hídrico. Lluvias, tormentas, calor, frío… Y un importante ataque de mildiu, muy agresivo, por culpa del cual se perdió entre un 15 y un 20% de la cosecha. Sin embargo, un septiembre frío y carente de agua hizo que se secaran los viñedos, lo que facilitó una gran vendimia recompensando todo el sufrimiento previo.
En nariz exhibe fuerza, volumen, largura. Fruta absolutamente madura. Todavía con notas de barrica pisoteadas por la fruta multicolor. Casi obtura la nariz por su potencia, nariz que descansa con ese final fresco, mentolado, anisado.
En boca es muy grande. Concentrado, sápido, esférico, ambicioso. Regaliz negro, fruta negra, balsámicos… Muy complejo todavía.
SEGUNDA PARTE: HORIZONTAL CUATRO PAGOS 2009
Ahora nos toca juguetear con el suelo. Vamos a ver cómo se comportan varios 2009s, con diferentes patrones.
Se trata de un viñedo de 22-24 años, enfrentado a La Poza, que será el siguiente vino en catar. Están en el mismo valle, pero orientación opuesta.
Así, mientras Valdeginés mira al este, a la mañana, al mediodía, La Poza mira al oeste, a la tarde y el atardecer. Ambos en suelos calizos, arcillosos, profunda capacidad hídrica.
En nariz, este Valdeginés es frutal, jovial, ligero. Se le capta fácil, fresco, atrevido.
Parecidas sensaciones a las que nos encontramos cuando lo llevamos a la boca: fruta sencilla, no es profundo, está riquísimo y muy fácil de beber. Pasa desenfadado, incluso algo desordenado.
Un vino para disfrutar con él, para divertirte.
Artadi La Poza de Ballesteros 2009
El contrapunto de Valdeginés. Un viñedo de 40-50 años que se lleva todo el sol plomizo de la tarde.
Con esa cercanía parece increíble que se den esas brutales diferencias, parece algo mágico.
La fruta aquí queda dibujada con otro trazo, más maduro, más profundo. Un vino escultural. Menos contundente que el Pagos Viejos pero más divertido.
Un vino para comer con él.
La finca de El Carretil es un anfiteatro con orientación sur, circunstancia que le influencia claramente en su proceso vegetativo, pero con la singularidad de que al tener esa caprichosa disposición, la del anfiteatro, el sol y la sombra se deslizan por él con equidad.
Pero su verdadera peculiaridad es su suelo: arcilloso-calcáreo, poco suelo, con un porcentaje muy alto de caliza activa, un 18%. Y esto, claro, se traslada al vino. Una mineralidad exacerbada, la mayor de la bodega.
En este El Carretil, comenzamos a vislumbrar lo que luego veremos nítidamente en Viña El Pisón: son vinos más íntimos, prima el alma sobre el cuerpo. En ambos dos, conceptos como tamaño, medida, longitud, peso… se empiezan a perder.
Entrando ya en faena, la fruta del bosque es lo primero que nos viene a la nariz, con finura, longitud y sutileza. Profundidad tremenda, pero con delicadeza y armonía. Fresco, etéreo.
En boca es eléctrico, vibrante. La comentada mineralidad relega a un segundo plano al tanino. De tacto algo áspero, rugoso. Se percibe la caliza, la tiza, el granito. Secante, austero.
Un vino de reflexión.
Viña El Pisón 2009
Y por fin, nos adentramos en la leyenda, la leyenda de Viña El Pisón.
Un viñedo plantado en 1945, en el que si algo sobresale es el factor humano. Es “el viñedo de la familia”. Lo plantó su abuelo, y desde entonces, las tres generaciones le han mimado con el cuidado del hijo cercano, del padre cercano, del abuelo cercano. Es el vino del sentimiento, del cariño, del afecto.
La familia pronto se percató de que este viñedo respondía en la medida que tú le dabas. Si tú le das todo… él te da más.
Juan Carlos con este vino no procede a desarrollar una cata al uso, más bien nos obsequia con una cata emocional. Confiesa que le resulta complicado hablar de él.
No es un vino tan grandilocuente como otros de la bodega, ni tan maduro, ni tan eléctrico, ni… Pero es su vino con más carácter, un vino absolutamente personal.
“Es el vino del silencio”, “El vino de una experiencia callada”.
No traslada, integra; no impresiona, te deja vivir con él; no abandona, es persistente; no es maduro, es entreverado; no es ácido, no satura, no tiene exceso de protagonismo…
“Saber estar sin que se note”.
Un vino persistente, un vino para convivir con él. Un vino que no se va.
Un vino que no se olvida.
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Gracias, Juan Carlos, por esta cata que no se olvida.
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Excelente crónica como no podía ser de otro modo, gracias, el año que viene te veo de nuevo con libreta y lápiz.
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Joer Aurelio, ha sido como volver a estar allí! Lástima del poco tiempo que tuvimos para disfrutar del Pisón, yo me hubiera quedado un ratito más dándole vueltas a la copa, oliendo, reflexionando... La verdad es que fue una auténtica pasada escuchar al maestro hablar de esos vinazos. Saludos,
Ferran
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Excelente. Enhorabuena. Gracias por transmitirnos con tanta precisión tantas sensaciones.
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en respuesta a Josep_Gallego Ver mensaje de Josep_Gallego Jaja, gracoas Josep.
Pues si nos mandan, ahí iremos, como buenos militares ¿no? -
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en respuesta a Otilio Haro Ver mensaje de Otilio Haro Pers será caaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.....riñó mío!
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en respuesta a Obiwan Ferran Ver mensaje de Obiwan Ferran Si, verdad! Ese final... Nos compramos una a medias y quedamos a mitá camino y nos la pimplamos sin prisas?
Jaja -
en respuesta a Mario Cavaradossi Ver mensaje de Mario Cavaradossi Muchas gracias Mario, todo un halago proviniendo de alguien con esa brillante pluma y esos conocimientos!
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en respuesta a G-M. Ver mensaje de G-M. Cada vez valoro más los comentarios de quien ha estado y lo cuenta, de quien lo ha visto en Google Maps y lo casca, que para mi son un engaño.
Y tu resumen de la cata me parece un comentario de quien lo ha vivido en vivo y en directo, y eso es de agradecer.
PD: En la de Barolos nos lo pasamos mejor....
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en respuesta a ramico Ver mensaje de ramico La verdad es que los Tassottis salíais todos emocionados, sí. No había más que veros las caritas. No lo debisteis pasar mal, no.
Pero, amigo, nosotros (el espíritu verdadero del equipo rojo, la roja, Luis Enrique) salimos relajados, enteros, pero embriagados ante la transfusión de pasión y conocimientos que nos hizo López de la Calle. Ese tipo es un auténtico nº1, un catedrático del wine.
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jajaja...no pienso decir nada.
con la de cosas que hay por hacer!!! señor señor...dame paciencia...