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Concepto e interés de las variedades minoritarias y locales para la producción de vinos de calidad

CONCEPTO DE VARIEDADES MINORITARIAS Y LOCALES

 Los adjetivos atribuibles a las variedades como minoritarias, locales, antiguas, autóctonas, viejas, domésticas o indígenas se usan, a menudo, impropiamente para definir sólo aparentemente la misma cosa. Así, una variedad local no siempre es autóctona de la misma forma que una variedad minoritaria no es, necesariamente, antigua. En general, una variedad local es también antigua cuando se cultiva en ese lugar desde hace mucho tiempo pero es muy difícil precisar la escala de tiempo por la incertidumbre de la definición del momento de introducción. Una variedad puede ser muy antigua pero no local. Éste es el caso de variedades originarias de Oriente y cultivadas desde hace muchísimos años en lugares muy distantes de su origen como por ejemplo Moscatel y Malvasía.

 Frecuentemente, las dificultades para localizar el origen de una variedad se deben al cambio de nombre que experimenta  la variedad al pasar de una región a otra.   Las variedades locales asumen, a menudo, nombres que derivan de caracteres específicos de su morfología o productividad como el color de la baya (Rojal, Blanquirroja), su forma (Teta de Vaca, Cojón de Gato), época de maduración (Tempranillo), etc.

 Es muy difícil aplicar correctamente el término “autóctono” en la viticultura europea occidental salvo para aquellas variedades derivadas de la domesticación de las vides silvestres locales o las derivadas por introgresión genética sobre estas últimas.

Parece más correcto, pues, hablar de variedades minoritarias y locales  que de variedades autóctonas.

INTERÉS DE LAS VARIEDADES MINORITARIAS Y LOCALES PARA LA PRODUCCIÓN DE VINOS DE CALIDAD

 La continua y necesaria adaptación de la vitivinicultura a los cambios y exigencias del nuevo consumidor ha llevado, por una parte, a una mejora generalizada de los vinos y, por otra, a una pérdida de la originalidad que los “liga” a la “zona de producción”.

 Esta tendencia conduce hacia vinos indudablemente buenos pero, con la excepción de algunos grandes vinos, de gusto estandarizado y en abierta concurrencia entre ellos y donde el único elemento de diferenciación es el precio.

De esta espiral se puede salir apuntando hacia vinos con perfiles de calidad peculiares ligados al territorio, diferenciando cada vez más los productos.

 Los objetivos han de ser mayores cotas de calidad y de tipicidad.

 Los factores naturales determinantes de la producción vitícola son clima, suelo y material vegetal. El genotipo empleado adquiere un papel estratégico si se considera que puede ser escogido libremente por el viticultor a diferencia de los otros dos factores ambientales (clima y suelo) que están prácticamente definidos y son poco mutables por intervención antrópica. La disponibilidad de un amplio y diversificado patrimonio de genotipos originales utilizables por los viticultores constituye, por tanto, una importante riqueza, explotable en el tiempo directa o indirectamente (a través de programas de selección clonal o por hibridación), para la obtención de vinos cada vez más típicos y de calidad.

 La viticultura española, de tradición milenaria, disponía de un notable patrimonio genético que, estando al borde de la extinción después de casi un siglo de abandono como consecuencia de su no empleo en la reconstitución filoxérica, está siendo hoy recuperado y estudiado mediante diferentes proyectos de investigación en los que participa nuestro equipo, especialmente dedicado al germoplasma vitícola riojano.

Durante los últimos cinco años hemos desarrollado, junto con el CIDA de La Rioja y financiado por el Consejo Regulador, el Proyecto de Investigación: “Variedades de vid minoritarias en la D.O.Ca. Rioja: Posibilidades de cultivo y elaboración”. En dicho proyecto se han estudiado más de cuarenta variedades minoritarias recuperadas en nuestra denominación y se han seleccionado, como más interesantes, las siguientes y en este orden:

- Entre las variedades blancas: Tempranillo Blanco, Maturana Blanca/Rivadavia y Turruntés de Rioja.
- Entre las variedades tintas: Maturana Tinta (descrita en el proyecto como Maturana Tinta de Navarrete), Maturano (descrita en el proyecto como Maturana Tinta) y Monastel de Rioja.

 Para más información sobre las características de estas variedades consultar la siguiente dirección: http://www.unirioja.es/dptos/daa/viticultura/index.htm.

Es interesante destacar la originalidad de estas variedades que han desaparecido prácticamente de nuestra viticultura.

 La investigación, conservación y descripción del germoplasma vitícola, más que dar contenido a la investigación científica, representa un acto de amor. Idealmente, este tipo de trabajos va dedicado a los viticultores, a su apego a las tradiciones y representa un testimonio de las fuerzas de enlace con las propias raíces, que el paso de generaciones no ha debilitado. Es un acto de reconocimiento hacia aquellos anónimos viticultores que, a menudo, con gran sacrificio han seleccionado primero y protegido después un rico patrimonio genético que es la expresión constante de nuestra viticultura a lo largo del tiempo.

Éste es un momento crucial en la historia vitivinícola para las frágiles variedades minoritarias (como también lo fue el de la reconstitución filoxérica) debido a la mundialización y banalización de las producciones vitícolas mundiales.


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