Blog de Verema.com

Cuaderno de campo de un alienígena con forma de araña.

Entre las hipotéticas notas que un alienígena llegado a La Rioja tomara, podrían estar las que a continuación salen a relucir en este escrito. El alienígena pudo haber llegado a este lugar del planeta tierra (La Rioja) con la intención de hacer un estudio acerca de ese milagroso brebaje que los humanos se encontraron ya hecho pero que supieron reinventar mil veces en mil lugares. Llegó hace unos cien años, y por ahí que sigue hoy en día con su tesis aún a vueltas. A nosotros nos parece demasiado tiempo, pero para él no es tanto, con todo lo que le aprovechó el moverse de allá para acá a casi la velocidad de la luz. Objeto de su tesis: El vino blanco, rosado y tinto. Lugar elegido: Haro, en La Rioja, junto a una estación de ferrocarril. Fecha: hacia 1900, minuto arriba minuto abajo.

 

Recién llegado al barrio de la estación de Haro, desde mi lejana galaxia, en misión encomendada por mi director de tesis, al objeto de saber más de las bebidas ilustres del universo, me instalo en una bodega excavada en la roca, en un calado que sale al río Ebro. Yo también estoy calado, aquí la humedad parece que puede superar el 90%.

(...)

Segundo día: he decidido tomar la forma terrestre de un arácnido, de modo que tejiendo y tejiendo paso inadvertido sin que nadie repare en mis tejemanejes.

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Ya ha pasado un año y he visto parte del proceso de elaboración del vino, así como numerosos trasiegos para la crianza de los que aquí se guardan. Todo es sumamente interesante, estoy aprendiendo muchísimo. Comer polillas no es tan malo como pudiera parecer.

(...)

Qué rápido han pasado estos 5 años. Todo lo que hacen aquí es siempre igual. Tengo mucho tiempo libre. Mis ocho patas me ayudan mucho a mantener el equilibrio después de las jornadas de cata que me monto.

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Hoy hace 10 años y nada cambia, de modo que he decidido tomarme un respiro y darme un paseo por los alrededores. He conocido a Don Rafael López de Heredia Le estaban tomando una fotografía en medio de la nieve, y si no llega a ser por el capote de lana, perezco de frío.

 

Nuestro alienígena ha tomado el pulso a la cosa y se ha adaptado muy bien a este transcurrir pausado de la existencia (¡guau!). La bodega elegida (a estas alturas del relato ya sabréis que se trata de R. López de Heredia Viña Tondonia S. A.) ha resultado ser muy fiel a sus tradiciones. Cualquier novedad que el tiempo impone, por pequeña que parezca (como pasar del tintero al “boli” bic) se percibe casi con recelo, exigiendo profundas reflexiones que siempre se resuelven de la forma más osada y revolucionaria, como cuando fueron pioneros en el uso del hormigón. Así es que no cesa el suministro de avezados proyectos a largo plazo, de modo que el conjunto avanza con paso calmo pero inexorable, como una catedral bajo la roca. Y siempre extrayendo piedra para hacer nuevos calados y túneles (bodega vieja, bodega nueva, caladillo, cementerio...) que van componiendo un laberinto cada vez más complejo, pero que nuestro arácnido del espacio interestelar conoce como pocos...

 

40 años ya, y creo que tengo material suficiente para mi tesis, no obstante le estoy tomando gusto a este sitio, así que puede que me quede un tiempecito más. Acaban de comprar un cochazo que era de un canciller alemán, y tengo unas ganas bárbaras de darme un paseo en esa tapicería de cuero reluciente antes de volver a ponerme en órbita a casa.

 

Llaman mucho la atención de nuestro explorador intergaláctico estos detalles relativos a cosas externas, más que la propia elaboración de los caldos ya que apenas hay novedades al respecto. Sí señala cambios, por ejemplo en los nombres de los embotellados, los de aquellos puestos a la moda de ecos transpirenaicos, cuando las etiquetas de los Landeta, Murillo o El Globo, iban siendo sustituidas por Viña Medokkia, Viña Romania...

 

Pero son más las anotaciones que introduce relativas a los automóviles, el teléfono y la tecnología, o las relacionadas con las modas de vestir: dedica tres páginas de su cuaderno de campo para referirse a las primeras minifaldas allá por los años sesenta, y son decenas las dedicadas, en todo tiempo, a los escotes.

 

Podría parecer que no viene mucho al caso para nosotros, amantes de los vinos, el siguiente apunte de tema indumentario, pero veamos cómo sí. En una de sus páginas más recientes, escrita el pasado 4 de septiembre de 2004, dice lo siguiente:

 

Vengo observando en los últimos años el incremento del uso, por parte de los visitantes, de camisetas con inscripciones que nunca sé cómo interpretar. La última ha sido hoy.

 

A media mañana, se escuchaba una mayor algarabía de lo que es habitual, así que, como pensaba dedicar el día a reflexionar sobre el hecho de ir dando por finalizada esta primera parte de mi tesis (al menos en lo que a recoger datos de campo se refiere), me refugié en uno de mis nichos preferidos del “cementerio”, como hago otras veces que no quiero ser molestado. Cuál no ha sido mi sorpresa cuando un grupo numeroso de personas ha entrado de visita, siguiendo a una de las biznietas del dueño. Una de las personas del grupo vestía una camiseta con la leyenda “Verema.com” ¿Qué significa esto? ¿De qué me suena? Quizá tenga que echar otra temporada más para averiguarlo.

 

Encuentro de Peñas y Foreros de Verema.com

 

Al parecer han ido llegando estas personas entre las 11 y las 12 de la mañana. Debe de tratarse de gente de cierta importancia ya que les han puesto de jamón hasta arriba (todo un sueño de jamón pues era “Déjà vu”...algo, “de Jabugo” o así) mientras degustaban Viña Tondonia Rosado Crianza 1995 y Viña Gravonia Crianza 1994 .

 

Lo extraño es que, pareciendo amigos de toda la vida, se sorprendían mirándose los unos a los otros, como si, en algún caso, no se conocieran de nada. –¿Y tú eres José? ¡Ahí va la hos...! ¡No te imaginaba tan delgado!–. Cosas así. De todo esto me he ido enterando más tarde, entre pasillos, pero se dice que incluso ha llegado a haber trapicheos con recetas de Sushi. Y se ha hablado mucho de unas chicas llamadas Peña Bilbao, que estaban en boca de todos por ser las más altas, las más guapas y las más listas.

 

Antes de que las conversaciones degeneraran en hablar del tiempo o de política, Maria José y Mercedes los han dividido en dos grupos para facilitar la visita a las instalaciones. Pedro los grababa en vídeo, supongo que para tener pruebas documentales en caso de que alguno perdiera la memoria. Y por ahí que en el cementerio me haya topado con ellos y con el tipo de la camiseta de misterioso texto (“Verema.com” mira que me suena) que ha resultado llamarse Mario Estévez, que iba encandilando a todos con su invento. Y he decidido unirme a la excursión, saltando a la cabeza otro visitante, uno alto y con pelo suficiente para ir bien seguro. Era la cabeza de un tal José Contreras, de la peña de “los trajeados”, creo, aunque desde donde yo estaba no se lograba ver la corbata".

 

La visita ha sido muy completa, taller de tonelería, vistas al Ebro y a la veleta, bodega de las reservas y todo, para acabar en el pabellón de fermentación, donde les tenían preparada la cata de los siguientes vinos:

 

Viña Tondonia blanco Gran Reserva Cosecha de 1981
Viña Tondonia blanco Reserva 1987
Viña Tondonia tinto Gran Reserva Cosecha de 1985
Viña Bosconia tinto Gran Reserva Cosecha de 1981
Viña Tondonia tinto Reserva 1996
Viña Bosconia tinto Reserva 1996

 

A Maria José, que iba a dirigir la cata, le ha sorprendido micrófono en mano la llegada de un enorme arreglo de rosas rojas, color del vino tinto, e igual de bien perfumadas, tal como decía la nota que acompañaba el ramo. Firmado, Bosconio. Con ese nombre a nadie le pasa inadvertida su vocación.

 

Pues así se han enfrascado en la cata mientras que yo me iba hacia el ramo con la esperanza de tomarme algún insecto de tapa, que ya se acercaba la hora de comer y, tal como se ha visto, esta gente luego no ha tardado nada en tomar posiciones en unas mesas ya dispuestas para la comida, que llegaba preparada por el Restaurante Terete. Como para no sacárselos de encima ni con agua caliente:

 

Un chorizo cocido que han tomado con Viña Tondonia tinto 1964
La menestra de verduras, con el
Viña Tondonia blanco 1964
Luego, cordero asado, con Viña Bosconia 1964
Y de postre, milhojas, con vino “estilo Sauternes” Cosecha de 1991

 

Y, por si esto fuera poco... ¡a algunos les han dado premios! Los premios eran cajas del 125 aniversario de la bodega, compuestas por una botella de Viña Tondonia Tinto Joven 2000, otra de Viña Tondonia Tinto Reserva 1994 y una más de Viña Tondonia Gran Reserva 1977. Los premiados han sido “aquellas personas o grupos de cata que más activamente hayan participado en la web en el último año” y que en esta edición han recaído en:

 

Forero más activo: José
Forero con más vinos comentados: Joan F
Forero con más restaurantes comentados: Karlito
Peña revelación: Peña Ciudad Real
Usuario más activo en la versión en inglés (forum+tasting notes): N_Neocleus

 

Muy sorprendente el hecho de que uno de los premiados, un tal Gastro, de la peña revelación, tenía todo el aspecto de un telefonillo en manos de Choche y María Ángeles.

 

Y luego se ha promovido la idea de ir de paseo hasta la viña Tondonia. Pero algunos se han quedado por allí, entre las mesas, para seguir dándole estopa al cuerpo, como no podía ser de otra manera. Sospecho que los que se han quedado eran los que habían promovido la idea de irse, ya que las botellas de Zaconia que han aparecido tras los postres – y sin anunciar– eran muy escasas.

 

A la vuelta del paseo, las despedidas, unas para largo (para Febrero) y otras para corto, tan corto como que dos horitas más tarde ya iban a cenar. En vez de vino iban a tomar una bebida de la que yo no he oído hablar hasta hoy, la han llamado “sobaquillo” y aún no sé en qué consiste. Tendré que quedarme algún tiempito más para averiguar de qué se trata y ver de incluirlo en la tesis o no.

 

En el cuaderno de campo de nuestro alienígena arácnido, después de las páginas correspondientes a esta fecha y hasta el día de hoy, todas y cada una de las anotaciones finalizan, a modo de firma, con el escueto eslogan de ¡viva el sobaquillo!


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